Pone de relieve que las alteraciones cerebrales relacionadas con las formas más agresivas de deterioro cognitivo en párkinson ya se pueden detectar años antes
Un nuevo estudio del Instituto de Investigación Sant Pau (IR Sant Pau) ha identificado nuevos marcadores de disfunción cerebral que son claves para anticipar la evolución cognitiva de personas con enfermedad de Parkinson.
El estudio, publicado en Annals of Neurology, pone de relieve que las alteraciones cerebrales relacionadas con las formas más agresivas de deterioro cognitivo en párkinson ya se pueden detectar años antes de que el trastorno cognitivo se manifieste, ha informado Sant Pau.
A diferencia de lo que ocurre en otras enfermedades neurodegenerativas como la enfermedad de Alzheimer, en el párkinson no todas las personas van a tener un deterioro cognitivo o una demencia, y resulta muy difícil anticipar qué paciente sí la va a desarrollar.
En este estudio, que recibe financiación de la Fundación la Marató de TV3 y lo lidera el doctor Javier Pagonabarraga, el equipo de investigadores siguió durante cuatro años a pacientes con un reciente diagnóstico de enfermedad de Parkinson y sin problemas cognitivos.
Inicialmente, recopilaron datos de la actividad cerebral mediante electroencefalograma (EEG) y imágenes cerebrales de resonancia magnética (RM), al tiempo que midieron los niveles de un marcador en sangre relacionado con el daño neuronal conocido como neurofilamento de cadena ligera (NfL).
Además, cada año se les hizo una extensa batería de exploración neuropsicológica para evaluar su estado cognitivo.
El seguimiento demostró que existen dos grandes grupos de pacientes: uno no muestra un empeoramiento cognitivo marcado durante los primeros cuatro años y el otro grupo empeora dramáticamente a partir del segundo año.
Los investigadores no identificaron que las medidas de RM, niveles de NfL o rendimiento cognitivo durante la primera visita detectaran diferencias entre estos dos grandes grupos.
Por el contrario, los análisis de la actividad cerebral obtenida con EEG demostraron que los casos que dos años más tarde experimentarían un claro deterioro cognitivo ya presentaban durante la primera visita una marcada ralentización de la actividad cerebral en zonas de los lóbulos temporales, parietales y frontales del cerebro.
Estos marcadores abren nuevos horizontes para la detección precoz de los casos que desarrollarán demencia asociada al párkinson, lo que podría ser útil a la hora de evaluar con anticipación los tratamientos dirigidos a minimizar el riesgo de desarrollar un trastorno cognitivo.