Veintidós años en la asociación de vecinos de Valdelagrana dan para mucho, a pesar de que un presidente comprometido con su barrio siempre quiere más, no se queda en lo conseguido, sino en lo que se podría haber conseguido. Juan José se puede definir como un hombre comprometido por los intereses generales de la ciudad en la que vive, pues no sólo ha defendido y defiende a capa y espada a su barrio, sino que cualquier problema de El Puerto lo hace suyo, sumándose a cualquier reivindicación que exista. A pesar de desligarse de la presidencia de la asociación de vecinos, se implicará como uno más para conseguir que otras muchas reivindicaciones que aún siguen en el tintero desde hace años puedan salir adelante, pero lo más importante será que continúe avanzando la fluidez en la comunicación con las distintas administraciones que lo tienen que hacer posible.
—Después de 22 años en la asociación de vecinos ¿cuál es la razón que más pesa para haberse marchado?
—El trabajo es mucho y los resultados son pocos, ello no implica que haya que dejar de pelear, pero, a veces, te desmoralizas. Además, son muchos años. La mayoría de las personas pensamos que en los cargos públicos, de cualquier índole, debe haber una renovación cada cierto tiempo, ello da frescura, nuevas ideas y ánimos renovados para trabajar por el bien común, el tiempo pasa muy rápido y a veces no nos damos cuenta de que ha llegado el momento de dar paso a otros vecinos.
—¿Y la que menos pesa, por lo que no le da pena abandonar la asociación?
—En ningún caso voy a dar la espalda a la asociación, dejo paso a otros abanderados, pero seguiré apoyando y colaborando, desde otro ámbito.
—¿Cuánto ha cambiado la situación del barrio desde que está inmerso en la asociación vecinal?
—De ser un pequeño barrio-dormitorio o de segunda residencia ha pasado a tener vida propia, con un gran número de servicios, comercios, colegios, instituto, etc.
—¿Qué le hubiera gustado no dejar en el tintero?
—El haber logrado una mayor colaboración y fluidez en la comunicación con las diferentes administraciones.
—¿Y cuál es el mayor logro conseguido en estos años?
—No soy yo quién debe valorar este punto. De todos modos, considero que hemos logrado que nuestro barrio tenga entidad como tal, se haya integrado en El Puerto y pertenezca a un distrito perfectamente definido.
—¿Sigue siendo más complicado para Valdelagrana reivindicar cambios o la solución a problemas debido a que se sigue concibiendo, en muchos aspectos, como de segunda residencia?
—Algunas administraciones aún nos consideran como tal. Pero ésa es una de las tareas de nuestra asociación, reivindicar y tener el peso específico de un barrio más de la ciudad y como ya he dicho, creo que lo estamos logrando.
—¿Es más complicado reivindicar para un barrio cuando se conoce la ideología de su presidente o eso abre puertas?
—El trabajo de una asociación de vecinos hay que desvincularla de las ideas políticas, esto es fácil decir pero no tanto de aplicar, la afinidad con los diferentes partidos, a veces, puede agilizar las gestiones. De todos modos, en nuestra asociación siempre hemos tenido a gala aglutinar a personas de diferentes tendencias políticas y siempre hemos ido en la misma dirección, la mejora de nuestro barrio.
—¿Cree que es bueno o malo dar a conocer su línea ideológica en el mundo vecinal?
—Considero que no tiene relevancia. El movimiento vecinal tiene un fin y éste nada tiene, o debería de tener, que ver con la ideología política de sus representantes.
—¿Considera que ha sabido discernir entre el mundo vecinal y esa ideología suya?
—Lo he intentado. A veces me ha creado algunos problemas, unas veces con mis vecinos y otras con los representantes municipales.
—¿Cómo le gustaría que fuese la próxima junta directiva de la asociación de vecinos?
—Seguro que los que han tomado las riendas de la asociación lo harán con el ánimo de seguir peleando por nuestro barrio, eso es más que suficiente y siempre es de agradecer.
—¿Será duro estar en segunda línea, como un vecino más, o la labor de presidente es la más complicada?
—Estar en segunda fila, como lo define, no es duro. No hay primera ni segunda fila en el movimiento vecinal.
Todos los vecinos estamos en la misma línea, cada uno a su manera. El presidente de una asociación no es más que un vecino más que tiene la misión de ser portavoz del barrio al que representa.
—¿Cree, como indica la junta directiva que deja, que el Ayuntamiento no ha tenido en cuenta las reivindicaciones que se han hecho en estos últimos cuatro años, quedándonos en la anterior legislatura?
—¿Las reivindicaciones de estos cuatro años?
Las reivindicaciones de Valdelagrana tienen solera, como el brandy, es un barrio con muchas deficiencias y por desgracia, no sólo el Ayuntamiento, sino todas las administraciones hacen caso omiso a nuestras demandas. Buenas palabras, muchas promesas, pero pocos resultados.
—¿Con qué sabor de boca se ha marchado el presidente de Valdelagrana?
—Con la tranquilidad y la serenidad de haber trabajado por mi barrio, consciente de haber obtenido algunos logros y seguro de haber cometido errores y muy agradecido a cuantos vecinos han colaborado conmigo y guardando un especial recuerdo de algunas personas que ya no están entre nosotros, como Juan José Micheo o Augusto Tolón, entre otras personas.