La otra joya de la Casa Pinillos
Las copias de los Vasos de Vicarello han sido trasladadas excepcionalmente a Cádiz, por cesión de la Real Academia de la Historia
Con motivo de los eventos del Bicentenario de la Constitución de 1812 que en estos días celebra la ciudad de Cádiz, la “Casa Pinillos”, en la gaditana Plaza de Mina, ofrece la muestra “En-clave de historia”, cuyo principal atractivo sin duda es poder contemplar el documento manuscrito original de “La Pepa”, así como su primera impresión.
Pero también podemos descubrir otra joya de la historia que está también directamente relacionada con nuestra ciudad, y cuyos originales anteceden a la “La Pepa” en nada menos que dieciocho siglos: las copias de los Vasos de Vicarello, que han sido trasladadas excepcionalmente a Cádiz, por cesión de la Real Academia de la Historia, para engrandecer los actos gaditanos del Doce.
Los famosos Vasos Apolinares o de Vicarello, posiblemente de carácter votivo, aparecieron en 1852 en la localidad de Bagni di Vicarello (Lazio), 30 kms al norte de Roma. Se trata de una ciudad termal muy frecuentada en la antigüedad, donde existía un santuario a Apolo y a las ninfas apolinares, conjunto conocido como Acquae Apollinaris.
El hallazgo consistió en cuatro cilindros de plata, en forma de miliario romano, en los cuales están grabadas las paradas o mansio desde Gades hasta Roma: Itinerarium a Gades Romam (‘Camino de Gades a Roma’). La primera mansio que aparece es Ad Portum (cercanías del actual Puente Suazo, San Fernando -Cádiz-), a la que le siguen Hastam (actual Mesas de Asta, Jerez), Ugiam (Torre Alocaz, cercana a la actual Utrera), Orippum (actual Dos Hermanas), Hispalis…, y así hasta llegar a la capital del imperio, tras cubrir una distancia de aproximadamente 1.840 millas (2.700 kms). Los vasos reflejan, además, las distancias intermedias entre cada mansio, o etapas a cubrir.
Todo ha hecho pensar que fueron fabricados en la antigua Gades, y su confección confirma plenamente la existencia e importancia en aquellos tiempos de una importante vía de comunicación entre esta polis romana, uno de los puertos más activos del imperio, y la capital del mismo, la “Vía Augusta”, que partiendo de nuestra ciudad, y a través de poblaciones como Carmonem (Carmona), Cordvbam, Valentiam, Tarraconem, Ivncariam (La Junquera), atravesaba los Pirineos para dirigirse por la Via Domitia y a través de la provincia romana Gallia Narbonensis a Roma.
Por la información que ofrecen se los ha datado entre los mandatos de Augusto y Tiberio (en torno al siglo I d.C.). Se desconoce en qué momento y en qué circunstancias se obtuvieron las copias en bronce que hoy conserva la Real Academia de la Historia, pero probablemente llegaron a Madrid a finales del siglo XIX. Los originales Vasos de Vicarello se encuentran expuestos en el Museo Nazionale Romano.
Calzadas, derecho y lengua fueron las claves de la articulación del Imperio romano en su expansión, y este hallazgo, junto con el Itinerario Antonino, confirma la importancia de las vías de comunicación para la difusión de la cultura romana, en este caso la “Vía Augusta”, nombre que persiste en la última calle de nuestra ciudad, la Vía Augusta Julia, que se dirige a San Fernando a través del istmo. Igualmente, la Asociación Gaditana Jacobea del Camino de Santiago ha incorporado, felizmente, el nombre de dicha vía a su denominación institucional.
Un lujo, y una suerte, para nosotros gaditanos poder contemplar estas réplicas, por otra parte bastante bien conseguidas, de los recipientes originales fundidos en aquella Gades de hace dos mil años. Un reencuentro con nuestra historia. Quizás el primer peregrino gaditano. La muestra finaliza el 30 de mayo.
Pero también podemos descubrir otra joya de la historia que está también directamente relacionada con nuestra ciudad, y cuyos originales anteceden a la “La Pepa” en nada menos que dieciocho siglos: las copias de los Vasos de Vicarello, que han sido trasladadas excepcionalmente a Cádiz, por cesión de la Real Academia de la Historia, para engrandecer los actos gaditanos del Doce.
Los famosos Vasos Apolinares o de Vicarello, posiblemente de carácter votivo, aparecieron en 1852 en la localidad de Bagni di Vicarello (Lazio), 30 kms al norte de Roma. Se trata de una ciudad termal muy frecuentada en la antigüedad, donde existía un santuario a Apolo y a las ninfas apolinares, conjunto conocido como Acquae Apollinaris.
El hallazgo consistió en cuatro cilindros de plata, en forma de miliario romano, en los cuales están grabadas las paradas o mansio desde Gades hasta Roma: Itinerarium a Gades Romam (‘Camino de Gades a Roma’). La primera mansio que aparece es Ad Portum (cercanías del actual Puente Suazo, San Fernando -Cádiz-), a la que le siguen Hastam (actual Mesas de Asta, Jerez), Ugiam (Torre Alocaz, cercana a la actual Utrera), Orippum (actual Dos Hermanas), Hispalis…, y así hasta llegar a la capital del imperio, tras cubrir una distancia de aproximadamente 1.840 millas (2.700 kms). Los vasos reflejan, además, las distancias intermedias entre cada mansio, o etapas a cubrir.
Todo ha hecho pensar que fueron fabricados en la antigua Gades, y su confección confirma plenamente la existencia e importancia en aquellos tiempos de una importante vía de comunicación entre esta polis romana, uno de los puertos más activos del imperio, y la capital del mismo, la “Vía Augusta”, que partiendo de nuestra ciudad, y a través de poblaciones como Carmonem (Carmona), Cordvbam, Valentiam, Tarraconem, Ivncariam (La Junquera), atravesaba los Pirineos para dirigirse por la Via Domitia y a través de la provincia romana Gallia Narbonensis a Roma.
Por la información que ofrecen se los ha datado entre los mandatos de Augusto y Tiberio (en torno al siglo I d.C.). Se desconoce en qué momento y en qué circunstancias se obtuvieron las copias en bronce que hoy conserva la Real Academia de la Historia, pero probablemente llegaron a Madrid a finales del siglo XIX. Los originales Vasos de Vicarello se encuentran expuestos en el Museo Nazionale Romano.
Calzadas, derecho y lengua fueron las claves de la articulación del Imperio romano en su expansión, y este hallazgo, junto con el Itinerario Antonino, confirma la importancia de las vías de comunicación para la difusión de la cultura romana, en este caso la “Vía Augusta”, nombre que persiste en la última calle de nuestra ciudad, la Vía Augusta Julia, que se dirige a San Fernando a través del istmo. Igualmente, la Asociación Gaditana Jacobea del Camino de Santiago ha incorporado, felizmente, el nombre de dicha vía a su denominación institucional.
Un lujo, y una suerte, para nosotros gaditanos poder contemplar estas réplicas, por otra parte bastante bien conseguidas, de los recipientes originales fundidos en aquella Gades de hace dos mil años. Un reencuentro con nuestra historia. Quizás el primer peregrino gaditano. La muestra finaliza el 30 de mayo.
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