El espíritu del ?ave Fénix? se posa sobre la ermita de Guía
La Hermandad del Perdón afronta una cuaresma diferente tras la inundación de su sede
Los cofrades de la Hermandad del Perdón iniciaron este sábado las tareas de limpieza de la ermita de Guía, una de las víctimas de las inundaciones registradas en Jerez el pasado mes de julio. Estos trabajos tienen como objetivo trasladar los enseres que allí quedaban a la casa de hermandad, que al encontrarse en una cota más baja fue devastada por la riada. De este modo, la cofradía afronta las semanas previas a una cuaresma que, según su hermano mayor, Manuel Salado, estará marcada por la “incertidumbre”.
De entrada, el estado en el que se encuentran las dependencias de la ermita de Guía obligarán a la cofradía a realizar su estación de penitencia desde la Santa Iglesia Catedral. En convivencia con otras dos hermandades -La Viga y El Mayor Dolor- y con la actividad propia del primer templo diocesano deberán organizarse todos los cultos. “Afrontamos la cuaresma con mucha incertidumbre, porque no sabemos qué va a pasar, ya que tendremos que adaptarnos a horarios y costumbres. En cualquier caso, hemos hecho una planificación y esperamos que todo salga bien”, precisaba ayer Manuel Salado.
La “gran novedad” es que la cofradía saldrá a la calle desde la Catedral, lo que implicará que el recorrido sea “algo más cortito”, estando previsto que invierta en el mismo “entre tres horas y media y cuatro horas”.
La falta material de espacio hará que las reuniones con las cuadrillas de costaleros, por ejemplo, tengan como escenario la sede de la Hermandad de las Viñas. Los pasos, por su parte, se encuentran en dependencias de la Hermandad del Santo Crucifijo. A estas corporaciones, así como a La Yedra o La Candelaria, agradece Salado la colaboración prestada en este momento tan difícil.
El paso de los meses ha permitido a la hermandad conocer cuáles de sus pertenencias son ya irrecuperables. Así, por ejemplo, se ha dado por perdido todo el mobiliario del que disfrutaba la casa anexa a la ermita de Guía. Lo mismo ocurre con la maquinaria que había sido adquirida con el paso de los años para hacer frente a las labores propias de la mayordomía.
Los bordados de la saya con la que María Santísima del Perpetuo Socorro realiza su salida procesional necesitarán ser pasados a nuevo terciopelo, un proyecto que la cofradía no puede de momento acometer. Tintorería Pina ha colaborado con la hermandad limpiando dos de los mantos de la Santísima Virgen afectados por el agua. De igual modo, han sido “salvados” los ropajes de los acólitos.
“Se van sumando cosas y es un dinero importante, pero poco a poco nos iremos recuperando. Lo que ocurre es que los proyectos que teníamos en mente han quedado aparcados a la espera de que se le de una solución definitiva a los problemas de la ermita”, explica Manuel Salado.
A la espera de que eso ocurra, la cofradía ha optado por tapiar literalmente puertas y ventanas, de manera que se impida la entrada de agua a un templo que el próximo Domingo de Ramos permanecerá cerrado.
De entrada, el estado en el que se encuentran las dependencias de la ermita de Guía obligarán a la cofradía a realizar su estación de penitencia desde la Santa Iglesia Catedral. En convivencia con otras dos hermandades -La Viga y El Mayor Dolor- y con la actividad propia del primer templo diocesano deberán organizarse todos los cultos. “Afrontamos la cuaresma con mucha incertidumbre, porque no sabemos qué va a pasar, ya que tendremos que adaptarnos a horarios y costumbres. En cualquier caso, hemos hecho una planificación y esperamos que todo salga bien”, precisaba ayer Manuel Salado.
La “gran novedad” es que la cofradía saldrá a la calle desde la Catedral, lo que implicará que el recorrido sea “algo más cortito”, estando previsto que invierta en el mismo “entre tres horas y media y cuatro horas”.
La falta material de espacio hará que las reuniones con las cuadrillas de costaleros, por ejemplo, tengan como escenario la sede de la Hermandad de las Viñas. Los pasos, por su parte, se encuentran en dependencias de la Hermandad del Santo Crucifijo. A estas corporaciones, así como a La Yedra o La Candelaria, agradece Salado la colaboración prestada en este momento tan difícil.
El paso de los meses ha permitido a la hermandad conocer cuáles de sus pertenencias son ya irrecuperables. Así, por ejemplo, se ha dado por perdido todo el mobiliario del que disfrutaba la casa anexa a la ermita de Guía. Lo mismo ocurre con la maquinaria que había sido adquirida con el paso de los años para hacer frente a las labores propias de la mayordomía.
Los bordados de la saya con la que María Santísima del Perpetuo Socorro realiza su salida procesional necesitarán ser pasados a nuevo terciopelo, un proyecto que la cofradía no puede de momento acometer. Tintorería Pina ha colaborado con la hermandad limpiando dos de los mantos de la Santísima Virgen afectados por el agua. De igual modo, han sido “salvados” los ropajes de los acólitos.
“Se van sumando cosas y es un dinero importante, pero poco a poco nos iremos recuperando. Lo que ocurre es que los proyectos que teníamos en mente han quedado aparcados a la espera de que se le de una solución definitiva a los problemas de la ermita”, explica Manuel Salado.
A la espera de que eso ocurra, la cofradía ha optado por tapiar literalmente puertas y ventanas, de manera que se impida la entrada de agua a un templo que el próximo Domingo de Ramos permanecerá cerrado.
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