Nada nuevo es que Huelva es una ciudad marcada por las emisiones de su industria química. Pero de un tiempo a esta parte, la ciencia se afana en localizar las causas para minimizar los efectos, y para ello investigadoras de la Universidad de Huelva, a través de un proyecto financiado por la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía, trabajan en el análisis de las partículas que conviven en el aire de Huelva y cuyas inmisiones son perjudiciales para la salud. “Vamos por delante de lo que hay en normativa, de los parámetros aún no legislados”, señalan Rocío Fernández y Yolanda González, investigadoras doctoras de la UHU. Y de su investigación, se extraen conclusiones objetivas: Que la atmósfera onubense está habitada, entre otras partículas dañinas, por un grupo de elementos liderados por el arsénico, selenio y bismuto, entre otros; que el arsénico destaca sobremanera, “es el más peligroso, al que tenemos que prestar más atención”; que sus efectos sobre la salud pueden conllevar la aparición de asma, bronquitis, enfermedades cardiovasculares y cáncer; y que es Atlantic Copper, la fundición de cobre situada en la Avenida Francisco Montenegro, la que más arsénico emite al aire de Huelva. “La principal fuente de emisión de arsénico en toda España”, matiza Jesús de la Rosa, vicerrector de Investigación de la UHU.
Su ubicación y el efecto de la brisa
Hace unos meses, Rocío Fernández presentó su tesis ‘Origen y características de las partículas finas y ultrafinas en el aire ambiente de Huelva’. Entre otros muchos aspectos, la científica señalaba que “la contaminación del aire urbano por partículas ultrafinas se ha convertido en motivo de preocupación, hasta el punto de que en diversos informes emitidos por grupos de trabajo internacionales (Comisión Europea, Organización Mundial de la Salud o Naciones Unidas) se recomienda el emprender acciones que permitan aumentar los conocimientos sobre las fuentes de partículas ultrafinas y los efectos adversos ligados a esta forma de contaminación”.
Asimismo, señala que metales trazas como el arsénico, el cobre, el bismuto, el zinc, el plomo, el cadmio y el selenio tienen su principal fuente de emisión en la nombrada fundición de cobre: “Estas emisiones son la única fuente que da lugar a altas concentraciones de metales medioambientalmente tóxicos”. Como rasgo peculiar de la contaminación atmosférica de Huelva, en relación a otros núcleos urbanos, destaca Fernández que “las emisiones industriales son la primera causa de episodios de altas concentraciones de partículas ultrafinas en Huelva”. Fernández y González matizan que llama especialmente la atención que los picos de emisiones se daban al mediodía, “algo que no pasaba en otros sitios”. “En Huelva, al igual que en otras áreas urbanas, los automóviles dan lugar a altas concentraciones de partículas ultrafinas y black carbon (BC) durante las horas matinales y vespertinas. Sin embargo, el ‘cóctel industrial’ con altas concentraciones de SO2, partículas ultrafinas, As, Cu, Zn, Se, Bi, Pb y P observado durante las horas centrales del día (14:00 - 17:00 h), debido a las fumigaciones de los penachos transportados por la brisa mar a tierra, es una peculiaridad de Huelva.
El impacto industrial es tal que, las concentraciones de As, Cu, Cd, Zn y Bi son entre 3 y 5 veces superiores a las que se registran entre otras ciudades europeas, mientras que las concentraciones de partículas ultrafinas durante las horas centrales del día son el doble de las que se registran en muchas urbes de Europa, a pesar de que las concentraciones de BC en Huelva son aproximadamente la mitad de las que se observan en otras urbes”, señala en sus tesis Rocío Fernández. Para explicar esta saturación de partículas en el aire de Huelva a esas horas, señalan que dada la situación de fábricas como Atlantic Copper, “el efecto de la brisa del mar, que va hacia dentro de la ciudad, arrastrando las emisiones industriales”, origina que “las emisiones industriales de este gas precursor (SO2) pueden dar lugar a concentraciones elevadas de partículas ultrafinas a varios kilómetros (decenas) del foco emisor”.
“Falta una legislación más concreta”
Para las investigadoras de La Onubense, “hace falta una legislación más concreta”, y dado que legislativamente ellas no tienen potestad sugieren que es la Junta “la que tiene que seguir presionando”, ya que aunque “la administración no está quieta”, las medidas que se toman “no son del todo las correctas”. “De lo que se trata es de tomar medidas correctas para que las emisiones sean limpias”. Sobre este aspecto, la cosa va mejorando. En el Campus de El Carmen de la Universidad de Huelva, la Consejería de Medio Ambiente tiene instalada una red de vigilancia y control de la calidad del aire. La normativa europea sobre inmisiones (sobre emisiones no hay legislación) marca como límite de inmisión (lo que entra en el cuerpo) 6 nanogramos por metro cúbico anuales.
En las mediciones de arsénico, con Atlantic Copper como principal emisor, los datos facilitados a Viva Huelva por las investigadoras, y corroborados por técnicos de Medio Ambiente, señalan las siguientes mediciones en los últimos años: 2007, 6,4 nanogramos por metro cúbico; 2008, 6,01; 2009; 6,36; y sólo en 2010 esos niveles consiguieron no llegar al límite, quedándose en 4,5 nanogramos por metro cúbico. En un informe emitido por la consejería a raíz de una moción de la Mesa de la Ría para la mejora de la calidad del aire y la salud de las personas, la Junta matiza y celebra que “ni siquiera el arsénico ha superado durante 2010 el valor objetivo exigible para el año 2013”. En este momento, la investigación de la UHU sobre los parámetros de 2011 está siendo concluida, y el informe se presentará en próximas fechas a la consejería para que se sigan tomando medidas en pos del control exhaustivo.
Las inversiones de la compañía
Viva Huelva se puso en contacto con Atlantic Copper para conocer de primera mano las actuaciones e inversiones que la empresa está realizando para reducir sus peligrosas emisiones industriales. La factoría explica que “trabaja continuamente en la mejora de todos sus parámetros medioambientales. Según los datos que manejan, “desde 1999 hasta hoy, las partículas han disminuido en un 88 % y el SO2 en un 30 %. La compañía aplica las mejores tecnologías disponibles en el mundo, lo que le permite estar siempre muy por debajo de los límites legales establecidos”.
Asimismo, las inversiones medioambientales de la compañía “han sido de más de 100 millones de euros en los últimos 10 años, las cuales han conseguido importantes mejoras ambientales, entre otras la reducción de partículas. En los próximos cinco años están previstas inversiones por valor de 102 millones de euros, parte de ellas destinadas a mejoras ambientales. Obviamente estas inversiones seguirán repercutiendo positivamente en la reducción de emisiones y en otros aspectos ambientales”.