La manzanilla siempre ha sido el vino de la libertad. Así lo defendió Antonio Pedro “Toto” Barbadillo, quien contrastó que las ventas de manzanilla se incrementaban notablemente en los momentos más álgidos y expansivos de la libertad cívica - en las Cortes de Cádiz o tras la muerte del absolutista Fernando VII -, y así lo han refrendado después expertos e historiadores del prestigio del Profesor de la Universidad de Sevilla Alberto González Troyano, quien aporta argumentos científicos: durante la Constitución de Las Cortes de Cádiz se produjo “una cierta especialización” que hizo que la burguesía prefiriera los vinos generosos, los palos cortados, los amontillados, que eran también los que “triunfaban en las clases altas británicas”. Pero el pueblo llano “se decantó por un vino diferente” y eligió la manzanilla.

Desde entonces, la asociación entre libertad y manzanilla ha sido incuestionable, hasta el punto de que la creación de la Orden de la Solear responde precisamente al deseo de Toto Barbadillo de “crear una agrupación de amigos en la que se fundieran representantes de todas las procedencias sociales”, recuperando así la imagen de una Andalucía Romántica en la que la manzanilla era la bebida que daba sentido y unía a los pueblos en sus fiestas más señaladas. De ahí que la Orden careciera de estatutos y jerarquía en sus inicios y que el único criterio haya sido el amor y la defensa de este vino sanluqueño.

Por todo ello, la Orden de la Solear ha decidido dedicar su día en un año tan significativo como 2012, Bicentenario de la Constitución, a Cádiz, signo y símbolo de la libertad, donde nació la primera constitución liberal de España arropada por una forma distinta de entender la vida, el arte y la gastronomía, que incluyó la consolidación de la manzanilla como el vino por excelencia del pueblo. Será el próximo 17 de mayo, y servirá de escenario para elegir al matrimonio formado por los historiadores y profesores de la Universidad de Cádiz (UCA) Alberto Ramos y Marieta Cantos como nuevos presidentes de la Orden para el ciclo que ahora arranca. Ambos son especialistas en este periodo histórico y grandes defensores de las virtudes de la manzanilla.

Además, como señalaba Toto Barbadillo, la libertad se encuentra inserta en el nacimiento mismo de la manzanilla. “Los sanluqueños dejan en libertad la crianza para el aire del mar entre en ese vino”. De un producto tan esencialmente libre desde su origen, solo se podía esperar que se convirtiera en el referente gastronómico por excelencia de la Constitución de 1812.