La Junta sigue sin readjudicar los trabajos que Cimtra dejó pendientes tras su quiebra
La iglesia de Santiago acaba de cumplir siete años desde su cierre sin que se haya despejado aún su futuro, sembrado de interrogantes desde que la empresa Cimtra se declarara en concurso de acreedores hace ya 27 meses, cuando estaba a punto de culminar la primera fase de su restauración.
El problema de Santiago no es económico, sino de orden meramente legal. La Diócesis de Asidonia-Jerez cedió el inmueble a la Junta de Andalucía para su rehabilitación, en virtud de un convenio amparado por la Ley de Patrimonio y justificado por el carácter de Bien de Interés Cultural (BIC) del que disfruta el templo.
A partir de ahí, la Administración autonómica inició el procedimiento para la contratación de las obras, que resultaron adjudicadas a Cimtra. La quiebra de la empresa provocó el abandono de la iglesia, hasta el punto de que el párroco ni siquiera puede acceder a su interior sin la autorización de quien ostenta la tutela temporal del edificio.
Durante todo este periodo de tiempo, la Junta ha venido sosteniendo que trabaja para volver a adjudicar el 10 por ciento del proyecto, que es lo que quedó pendiente de ejecución. Sin embargo, el procedimiento no se ha cerrado aún a pesar de que los presupuestos del Gobierno autonómico vienen contemplando desde el pasado ejercicio una partida económica de 200.000 euros para finalizar los trabajos.
Aunque la mejor noticia sería conocer cuándo se reanudarán las obras, desde la Delegación diocesana de Patrimonio se asegura al menos que el templo “no se cae”, toda vez que los trabajos que se ejecutaron antes de la quiebra de Cimtra garantizaron su estabilidad.
Eso sí, la “fotografía” que puede obtenerse del interior del edificio es desalentadora. “Parece que está bastante peor de lo que realmente está, porque tiene el suelo a medio colocar, los plásticos están llenos de polvo y está todo lleno de estructuras”, explica Enrique Soler, delegado diocesano de Patrimonio.
También es destacable el hecho de que se haya garantizado la seguridad del edificio, que tras el abandono de Cimtra fue objeto de varios robos. “Al menos hemos conseguido que no entre nadie y que existan unos mínimos de seguridad”, añade Soler.
Un mes de trabajo permitiría la reapertura
Lo verdaderamente llamativo del caso es que la reapertura del templo no parece tan compleja como podría llegar a pensarse teniendo en cuenta su actual estado de abandono. Los trabajos que Cimtra dejó pendientes de finalizar se podrían ejecutar en poco más de un mes, aunque posteriormente debería acometerse una intensa tarea de limpieza. Todo ello partiendo de la base de que el abandono no obligue a la ejecución de nuevos trabajos, algo que tampoco sería descartable.
La culminación de estas obras permitiría la reapertura del templo -aunque posteriormente se llevaran a cabo actuaciones puntuales en zonas concretas- por cuanto no existiría ya riesgo de derrumbe o desprendimientos, quedando por tanto garantizada la seguridad de los visitantes.