La guerra política desatada a raíz de la protección legal de la Aduana Nueva continúa su curso. La delegada provincial de Cultura, Yolanda Peinado, protagonizó ayer un nuevo episodio de este culebrón, cuyo final se antoja por el momento muy lejano, a tenor de los últimos acontecimientos.
En su primera comparecencia pública en Cádiz, desde que su departamento acordara incluir este edificio en el Inventario de Bienes Reconocidos del Patrimonio Histórico Andaluz, la dirigente autonómica no sólo eludió cualquier atisbo de culpa sobre el retraso del Plan Plaza de Sevilla, sino que arremetió duramente contra el Ayuntamiento, instándole a “ponerse a trabajar” y a contraer responsabilidades, “en vez de repartirlas”.
“En política hay que venir ya lloraos”, señaló Peinado nada más iniciar su intervención. Recriminaba así el papel de víctima que, a su juicio, el Gobierno local está desempeñando desde que trascendió la intención de la Junta de catalogar el inmueble. Y, acto seguido, afinó sus dardos contra la alcaldesa, Teófila Martínez, a quien reprochó su silencio sobre el asunto desde que ella ejerce como delegada. “Hay actores que no querían aparecer en escena y de buenas a primeras tratan ahora de hacer un drama de esto, cuando no lo es”, aseveró.
Pero éste no fue el único símil al que recurrió Peinado para referirse a la conflictiva relación que su administración mantiene con el Consistorio gaditano. También apeló a la convivencia residencial para afirmar que “resulta difícil llevarse bien con el vecino de al lado cuando todas las mañanas te da con la puerta en las narices y encima luego te pide el voto para ser presidente de la comunidad”.
De este modo, Peinado sostuvo que la decisión de Cultura no influye en la reordenación de la Plaza de Sevilla y enmarcó la medida dentro de la legalidad, “algo que el Ayuntamiento no respetó ni en la plaza de Mina, ni en el castillo de San Sebastián y ahora tampoco en la Alameda”, agregó.
Entretanto, la delegada del ramo incluso bromeó sobre el presunto interés municipal por las demoliciones. “Si dejáramos a la alcaldesa con la piqueta arrasaría como ocurría en los pueblos de la Edad Media”, apuntó para, posteriormente, lanzar un mensaje de tranquilidad a los gaditanos, pues “afortunadamente la Junta y Cultura están aquí para proteger lo que haya que proteger”.
COMO LA TORRE EIFFEL
Respecto al valor de la Aduana y lo acertado o no de mantenerla en pie, Peinado indicó que ha oído opiniones para todos los gustos y consideró normal que haya gente a favor y en contra. No obstante, a quienes esgrimen la poca antigüedad del monumento para restarle importancia replicó que “muchas catedrales y hasta la Torre Eiffel también tuvieron 50 años alguna vez”. Igualmente, defendió la “independencia” y “profesionalidad” de los autores del informe sobre el que la Junta se ha basado para conservar el edificio.
En cambio, rehuyó pronunciarse sobre la posibilidad de eliminar en un futuro la trasera de la Aduana --como proponen hasta muchos de los partidarios del indulto-, ya que “el trabajo de nuestros arquitectos no consiste en diseñar espacios”. Con todo, aclaró que si algún proyecto o institución lo plantea, la Junta lo estudiará en sus órganos competentes.
LA ADUANA NO FUE UNA PRIORIDAD PARA CULTURA
Yolanda Peinado admitió ayer que resolver la petición de la Academia de Bellas Artes para proteger la Aduana nunca supuso un asunto prioritario para su departamento. “Por supuesto que es un tema importante, pero cuando yo llegué en junio a la delegación había un montón de proyectos sobre la mesa y aquí trabajamos también para toda la provincia”, señaló sorprendentemente.
Tampoco parecieron muy consistentes sus argumentos aportados para justificar la tardanza con que se ha actuado con este expediente, en tanto que el informe estaba fechado en febrero de 2008 y no se ha dado a conocer hasta ahora. “Ustedes entenderán que en este periodo ha habido unas elecciones generales, otras autonómicas, ceses y nombramientos y que cuando tomé posesión del cargo, además, lo hice en temporada vacacional”, se excusó. Y a ello sumó el tiempo destinado a “oir a todo el mundo”, incluyendo a ciudadanos anónimos “que no formaban parte de ninguna plataforma”.
En definitiva, la autocrítica brilló por su ausencia en el discurso ofrecido ayer por Peinado quien, curiosamente, confesó que no había sido capaz de ver todo lo publicado estos días sobre la Aduana. Sin embargo, sí se permitió la licencia de recomendar a los periodistas que leyeran completamente el informe y no lo difundieran “parcialmente”.