Un desastre. Así califican los sindicatos el desembarco técnico de La Caixa en el seno de Cajasol tras la absorción oficial de la entidad en agosto. Y aún queda la parte más difícil, la laboral, en suspenso hasta que se lleve a cabo la integración de oficinas, lo que provoca el temor de los representantes de los trabajadores tras la “merienda de negros” que supuso el ajuste laboral con el que se despidió Banca Cívica.
Poco queda de la antigua Cajasol, a excepción de la marca y de una plantilla temerosa, en CaixaBank tras el desembarco oficial de la entidad catalana en Banca Cívica, al margen del mal sabor de boca que dejó en la plantilla al desentenderse del ajuste laboral de julio: salieron 900 personas de golpe, 550 mediante bajas forzosas.
Según Comfía, tras homogeneizar las nóminas, lo peor ha llegado con la integración técnica. “El arranque ha sido un desastre”, aseguran, ya que aún queda plantilla en vacaciones, la de Cajasol se ha visto de golpe adelgazada en un cuarto y la red se ha saturado, sin que haya sido posible un intercambio de plantillas. “Ni el de Caixa puede enseñar al de Cajasol ni el de Cajasol aprende”, dicen.
Sin embargo, lo que más preocupa es la segunda fase, la integración de las oficinas dada la existencia de duplicidades, especialmente en las provincias de Cádiz, Huelva y Sevilla. “Les hemos pedido reiteradamente un mapa aproximado de cuáles serían las excedentes pero nos aseguran que hasta principios de 2013 no se llevará a cabo, cuando termine la técnica”.
Sin mesa de negociación abierta, los sindicatos miran los precedentes de la entidad catalana antes de absorber Cajasol y temen que vuelva a convertirse en una “merienda de negros”, más cuando en julio de 2013 tienen que reincorporar a 850 trabajadores de baja, forzadas o no.
La entidad catalana ha desembarcado en Cajasol trasladando toda su filosofía de trabajo, trasladando a Barcelona al grueso de los servicios centrales de Cívica y de más de un “excedente”. Eso sí, ha elegido miembro del consejo de Caixa a Guillermo Sierra Molina, que llevaba la comisión de control de Cajasol, pero ha designado a un catalán Josep Fernández Bertrán en Deoleo, la heredera de SOS Cuétara.