La imposición de la Comisión Europea de que la recapitalización de Caja España-Duero (Ceiss) no se haga a través de bonos convertibles sino a través de inyección directa de capital por parte del Estado español pone en bandeja su futura absorción por parte de Unicaja, que mantiene un inteligente silencio en espera de que el 20 de diciembre Bruselas diga exactamente cuánto dinero y cómo se inyectará en las cajas no intervenidas pero con necesidad de ayudas públicas.
Era el propio ministro de Economía, Luis de Guindos, quien confirmaba que el Estado tendrá que asumir la recapitalización de Ceiss -y del banco Mare Nostrum, donde está integrada Caja Granada- y que no podrá hacerse a través de bonos convertibles (cocos en el argot financiero), lo que hubiera permitido a las entidades recomprarlos en un plazo de cinco años. Y recapitalizar significa nacionalizar, aunque en este caso será de forma parcial.
Ni siquiera De Guindos pudo decir cómo será la participación del Estado, que dependerá, y mucho según sus palabras, del proceso de integración de Ceiss en Unicaja. Pero mientras la entidad malagueña mantiene un absoluto silencio en espera de lo que diga Bruselas, el consejo de administración de Ceiss da directamente como “interrumpido” el proceso de fusión con Unicaja, al menos hasta este jueves.
Será pues Bruselas quien le pueda abrir directamente las puertas a Unicaja, que no ha avanzado nada ni en el proceso de fusión con Ceiss ni en la “reformulación” que anunció tras el informe de Oliver Wyman, para quedarse con la entidad castellana sin apenas esfuerzo y dejando que el Banco de España, a través del FROB, le sanee la entidad, intención que siempre se le ha atribuido a Braulio Medel desde fuentes financieras.
El plan de recapitalización de Ceiss ya ha sido presentado a Bruselas y cuenta con el respaldo de su consejo de administración, que el viernes pasado aprobaba la solicitud de 600 millones de ayudas públicas, el despido de un millar de empleados y el cierre de unas 250 oficinas fuera de su entorno geográfico habitual (Castilla y León, Madrid y Extremadura).
El plan le permitirá funcionar o en solitario o con otros actores pero la entrada de capital público en Ceiss, hasta un 30%, y el paso de los activos tóxicos al banco malo o Sareb permitirá que se sanee antes de cualquier fusión. Y si ésta no se ejecuta, habrá subasta, en la que tendrá ventaja siempre Unicaja.