Hay que poner la verdad sobre la mesa, porque así se encontrará la tranquilidad y de todos, como ha dicho el investigador histórico Arcángel Bedmar en las Jornadas sobre Memoria Histórica
La represión franquista en Montilla se hizo notar. Está estudiado que, al menos, 150 ciudadanos fueron asesinados en los momentos de la represión de los fascistas hacia aquellos que habían defendido el orden constitucional de la época, y eso que son los que están nominados y se conocen, que pudieron ser más. Así lo ha puesto de manifiesto el investigador Arcángel Bedmar González, que ha intervenido en una conferencia, desarrollada en la Casa del Inca Garcilaso, con motivo de las I Jornadas sobre la recuperación de la Memoria Histórica que ha organizado el Ayuntamiento de Montilla. Arcángel habló bajo el sugerente título de “Guerra y Represión franquista en Andalucía”, lo que hizo que el salón de actos de la Casa del Inca presentara un lleno total para escuchar al historiador. “Los planes de los golpistas para derrocar el régimen republicano estaban escritos2, ha dicho el historiador, que ha destacado que se hizo una “política de extrema violencia que ya aparece en los documentos que se hicieron con anterioridad a esa represión, es decir, que todo estaba orquestado”. Esta política de exterminio hace que mueran 46.000 víctimas republicanas en las ocho provincias andaluzas, ha explicado el investigador. “En estos pueblos de la Campiña, el 28 de julio de 1936 la mayoría de ellos cayeron en poder de los golpistas y se puso en marcha la política de exterminio. Hubo una represión bastante sangrienta”, ha dicho el historiador sobre esta zona que sufrió esa represión ya desde los primeros momentos, desde el inicio del alzamiento por parte de los golpistas y también en las posguerra. Sobre la conveniencia de este tipo de jornadas, Arcángel ha expresado que “son positivas, porque son de historia, que siempre es conveniente, y también porque sirven para poner la verdad por delante, porque “durante cuarenta años unos han tenido el monopolio de las víctimas, y todas son igual de dignas”. “Lo que cura las heridas es poner esa verdad y no el silencio”, ha expresado el investigador.