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Miércoles 27/11/2024
 
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Anarquistas de derechas

Anarquista de derechas. Así se definía un viejo amigo, compañero de borracheras y andanzas, y así se me ocurre que son algunos insurrectos de esa derecha española de toda la vida...

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Anarquista de derechas. Así se definía un viejo amigo, compañero de borracheras y andanzas, y así se me ocurre que son algunos insurrectos de esa derecha española de toda la vida con los que ese ingenioso colega de antaño al que aludo, padre de dicha expresión, y tipo honesto donde los haya, no es en absoluto comparable.
Esa derecha que ha sobrevivido sin renovarse y se resiste a ello, conocida no por sus virtudes ideológicas sino por sus vicios, el apego al autoritarismo y a las peores y más rancias de las tradiciones, su exceso de ñoñería y doblez y su tendencia a confundir pecado y delito. La misma que lleva más de medio siglo alardeando de honradez y propagando la falsa idea de que la corrupción es una patología que sólo afecta a la izquierda.
Presumía de no meter mano en el cajón, y sobre todo de no padecer la imperiosa necesidad de hacerlo, y había y hay hasta quien se lo acabó creyendo. Como si no se supiera, si no desde la época de los neardentales, sí desde la de los cromañones, que la avaricia rompe el saco.

Lo de esa panda de golfos que se dedicaba al cohecho, la compra de favores, el tráfico de influencias, el blanqueo de dinero con la ayuda de algún que otro cargo público del PP en Valencia y en la capital es harto elocuente y parece que trae cola tras de sí, le corten o no las alas, y lo que no son las alas, a Garzón, el juez al que ahora odian y vituperan los mismos que en otro tiempo lo ensalzaban.

Lástima que sobre algunas otras posibles tramas igual o más deleznables, la relacionada con el sospechoso trazado de la vía del Ave por Guadalajara o la de las comisiones que presuntamente se repartieron determinados personajes gracias a la adjudicación de las obras de la línea Madrid-Lleida para el tren de alta velocidad, entre otras, no se haya dicho ni mu.

No deja de ser toda una ironía que sean los responsables de este partido los que más reclamen eso de las reformas estructurales para la economía, después de haber estado ocho años al frente de la administración del Estado y no haber hecho nada ni para frenar la expansión de la construcción ni para reducir la especulación inmobiliaria, cuando la verdad es que ese proceso se inició en 2004, con una política diferente en materia de vivienda y suelo y una apuesta decidida por los sectores de las energías renovables, las nuevas tecnologías y los servicios sociales, lo que pasa es que nos pilló de por medio la jodida crisis.

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