Jerez vivió ayer una jornada intensa dedicada a su patrona, la Merced

La ciudad de Jerez renovó este martes el patronazgo de la Virgen de la Merced en una jornada que se inició a medianoche con la solemne Misa de la Descensión y que finalizaría a última hora con la recogida en la basílica de una procesión que previamente había recorrido las principales calles del centro histórico. El obispo de Asidonia-Jerez, José Mazuelos, ofició en la mañana de ayer el solemne pontifical en el transcurso del cual la alcaldesa, María José García-Pelayo, renovó el Voto de la Ciudad a su patrona. En su intervención,la regidora se acordó de aquellas personas que están atravesando una complicada situación económica, al tiempo que pidió “lucidez” para desarrollar su acción de gobierno. Monseñor Mazuelos demandó a la ciudadanía una actitud “más solidaria” con el prójimo, mostrándose esperanzado en que entre todos puede lograrse el objetivo de alcanzar una sociedad “más humanitaria”. A las seis y media de la tarde se abrieron las puertas de la basílica de la Merced para dar salida al amplio cortejo que debía nutrir la procesión de la patrona. Como es habitual, en la comitiva se integraron representaciones de la práctica totalidad de las hermandades jerezanas, así como de las congregaciones y órdenes religiosas. Anunció la llegada de la procesión la Agrupación Musical San Juan, que repitió la experiencia de años pasados al invitar a integrarse en la formación a miembros de otras bandas de la zona. Tras ese amplio cortejo figuró una representación de la Corporación municipal, encabezada por la propia alcaldesa, precediendo al paso de la patrona de la ciudad, en cuyo exorno floral tuvo especial protagonismo el nardo de color blanco. La cuadrilla de costaleros fue nuevamente comandada por Martín Gómez Moreno. Detrás,la Banda Municipal de Música de Jerez, dirigida por Luis Román Cárdenas. Ya de recogida, el periodista Gabriel Álvarez Leiva tuvo a su cargo el tradicional fervorín que sirvió para despedir la presencia en las calles de Santa María de la Merced.