La semana pasada vi el Liverpool-Madrid. Como siento mucho nuestras cosas no sabía a cuál de los dos apoyar, pues había más españoles con los rojos que con los blancos...
La semana pasada vi el Liverpool-Madrid. Como siento mucho nuestras cosas no sabía a cuál de los dos apoyar, pues había más españoles con los rojos que con los blancos y como también soy de los que dice que gane el mejor, fue justo vencedor el equipo inglés. Mi amigo Chano se ha inventado una adivinanza: “fueron cuatro y salieron de Liverpool”. ¿Quiénes fueron? Respuesta: los Beatles.
Esto del fútbol es increíble, menos mal que las mujeres se han puesto a tono y ya no nos dicen aquello: “tú na más que quieres furbo” y se tragan los partidos igual que nosotros. Hasta mi hija Reyes de once años los ve y está aprendiendo a distinguir el fuera de juego.
Me ha resultado increíble (por desuso) la expectación que en Bilbao despertó el partido de Copa contra el Sevilla, partido que ha pasado a la historia por la fanfarronería sevillista de querer comerse al león. De verdugo a víctima. Éste es el verdadero cariz de los vascos y de los bilbaínos que sienten las cosas de España, todo lo demás son manipulaciones de unos pocos. Algo importante está pasando en las Vascongadas que hasta van a gobernar los que se sienten españoles.
Hay mucha gente por estos lares que es forofa del Barça con todo lo que ello supone de nacionalismo catalán. Digo yo, si hay gente que le gusta los equipos de Cataluña, ¿por qué no se hacen del Español de Barcelona? Pues falta nos hace para el progreso de España y contra la crisis que un equipo catalán sienta el orgullo de lo ibérico, como el mejor jamón de pata negra. A mí cada vez me cae mejor este equipo. Haceros del Español, que os sentará muy bien.
Decía el francés Augusto Comte que la única religión que entendía era la que tenía por dios a la Humanidad. Cambiaría de opinión si viviera hoy porque la verdadera religión del pueblo es el fútbol. Esto sí que es opio del pueblo para que no se acuerden de Zapatero en la crisis.
Claro que cuando uno ve a algunos dioses del balón no puede menos que decir “que venga Dios y lo vea”. Y hace que uno se explique la depresión que cogen no pocos cuando su equipo pierde. Ni el alcohol les alivia. Estuve por ventura en la última derrota del Cádiz en Carranza, me parece que contra el Guadalajara. Al terminar el partido no pude menos que reírme al ver a unos cuantos energúmenos fuera de sí, endemoniados perdidos, increpar, insultar y maldecir a los jugadores del Cádiz, como si se sintieran traicionados de sus, no ya ídolos, sino auténticos dioses.
“No te harás ídolos, figura alguna de lo que hay en el cielo, en la tierra o en el agua”. O en el Carranza, o en el Bernabéu, o en el Camp Nou (también dicho Campo Nuevo). Pero para picota la de Toedli.