Gran impacto y placentera sorpresa nos ha causado el que con toda propiedad y dignidad puede llamarse “Museo de la Copla” en Torremolinos. El local que alberga las insólitas y preciadas reliquias copleras es diminuto en tamaño, pero gigantesco en contenido. Su ángel custodio y bienhechor, Pedro Navarro Alfaro. Probablemente es la persona que más sabe de la Copla y sus intérpretes en España. Natural de Torre de Juan Abad (Ciudad Real), se estableció hace una década en Torremolinos, procedente de Madrid, donde, después de heredar el archivo de Copla de Angel Soler, de quien fue ayudante, abrió en la capital su museo “Filigranas”, que en Torremolinos se denomina “Locuras”.
Hay tanto que hablar de este valioso tesoro del que Pedro Navarro es querubín, o lo que es lo mismo, guardián protector del paraíso de la Copla… Precisaríamos un bien nutrido volumen para dar a conocer siquiera someramente las glorias que este increíble “museo” alberga. Tan solo exponemos en esta crónica algunas de sus peculiaridades y curiosidades. Ahondar en el océano de maravillas que Pedro tiene en Torremolinos llevaría meses. Reseñamos una sucinta parte de ellas para abrirle el apetito al lector.
Más de 8.000 carteles de los más selectos personajes de la Copla de todos los tiempos, entre ellos el primer cartel que anunciaba a Marifé de Triana con “Torre de arena”, cuando Antonio Molina era empresario, amén de otro cartel del año veinticuatro con la programación de Raquel Meller en el Teatro Maravillas, podemos admirar en la colección privada de Pedro Navarro. Miles de fotografías también, muchas de ellas dedicadas por los propios artistas. Insólitos son los grandes carteles de los que nuestro hombre es propietario y que en Italia anunciaban las películas de Marisol “Un rayo de luz” y “Tómbola”. En los carteles se presentan respectivamente los citados filmes con los títulos de “La pícola madrileña” y “Marisol contra los gánsteres”. Junto a estas grandes proclamas impresas se exhibe una pintura al agua de Juanita Reina, pintura que en su tiempo se exponía en la fachada del Teatro Calderón. Para conseguir algunos de estos ejemplares únicos, Pedro Navarro se desplazó incluso a países hispanoamericanos.
Amén de la espléndida y original cartelería, 40.000 discos de todos los tamaños, 4.000 de ellos en material de pizarra a 78 revoluciones por minuto, de los años veinte en adelante, asombran al visitante. Hay discos únicos en España, como es el caso de uno de pizarra de Concha Piquer, de los años veinte, con las canciones “Pepa la Naranjera” y “Rasgos de España”. Y como es el caso también de otro que recoge la voz de Raquel Meller con la canción “El Relicario”. Otro disco sensacional es el de Concha Piquer interpretando la canción “Amapola” con tan solo 16 años de edad. Honda sensación causa tener en las manos los discos primeros de Miguel de Molina, Concha Piquer, La Argentina, Angelillo, Manolo Caracol, Imperio Argentina y Antoñita Moreno, por citar unos pocos.
Y una anécdota curiosa: pocos saben de una gran cantante llamada Pepita Embil, que grabó no pocos de aquellos nostálgicos redondos. Pues bien, Pepita Embil era nada más y nada menos que la madre del gran tenor Plácido Domingo. Incluso tiene Pedro Navarro alguno de aquellos primeros discos con la voz de Plácido y que se anunciaba como Plácido Domingo Embil. Extraordinarios son igualmente los discos de Marisol de la colección de Pedro y que en España son totalmente desconocidos. Tienen la particularidad de que están grabados en japonés y en coreano por la artista malagueña. Indescriptible es la sensación que embarga al admirador que contempla y palpa estas joyas del majestuoso ayer de la Copla y de la canción española en general.
Como colofón, aunque no definitivo, admiramos los mitones que la propia Raquel Meller confeccionó personalmente y con los que solía actuar ante el público. Asimismo es impresionante la colección de quince abanicos de esta famosa intérprete zaragozana. Uno de estos preciosos abanicos se expone en la Cafetería El Abanico de Torremolinos, como obsequio desinteresado de Pedro Navarro.
No hay dato relativo a la Copla que se le escape a nuestro verdaderamente ilustre personaje. Conoce todos sus entresijos porque los ha vivido en vanguardia. Sabe de todas las voces que engrandecieron este singular y portentoso arte musical español -se puede decir que genuinamente andaluz porque muchas de sus estrellas nacieron en Andalucía-, y vela constantemente por qué no se pierda un solo ápice de él. Conoció y conoce a sus primeras figuras y con muchas de ellas se codea hoy. Pedro: los amantes de la Copla siempre te estarán profundamente agradecidos por ser el preciado querubín que custodia inestimables y eternos tesoros que mañana, cuando se haga realidad para el público, constituirán la esencia del auténtico Museo de la Copla.
A Pedro Navarro Alfaro
(querubín del paraíso de
la Copla en Torremolinos)
Es Pedro Navarro Alfaro
de la Copla valedor,
tenaz investigador,
baluarte, senda, faro.
Mantiene siempre encendida
la antorcha enhiesta del arte
y porta el gran estandarte
de esas notas que aún son vida,
porque pureza transpiran,
del pentagrama andaluz,
que es el espejo de luz
donde los cielos se miran.
Es la Copla sal del mar,
del sol llama de pasión,
suspiro de la ilusión
y del amor el cantar.
Es el esplendor del día,
de la noche gema bella,
del firmamento la estrella,
la gracia de Andalucía.
Quintero, León, Quiroga,
fue el trío más popular
que pleno impulso fue a dar
a la canción aún en boga,
sin eclipsarse la gloria
de los maestros Solano,
Ochaíta y Castellano,
presentes en la memoria.
La Copla fue a verdecer
ya con Miguel de Molina,
Raquel Meller, la Argentina
y doña Concha Piquer.
Su alegre son se hizo el astro
que iluminó España entera
con la diva de bandera
que fuera Estrellita Castro.
Terremoto, algarabía,
frenesí fue Lola Flores,
torbellino de colores
y carrusel de armonía.
Trepidó el genio fecundo
de aquel Antonio Molina
que fue la voz de la mina,
fuego del cante profundo.
Vibró Rocío Jurado
y a la Copla su ventana
le abrió Marifé de Triana;
sublime fue su legado.
Juana Reina y Escobar
avivaron la gran llama,
con Juanito Valderrama,
de la estrofa popular.
Y hay más que se nos quedaron
en el fondo del tintero:
firmes en el candelero,
la Copla inmortalizaron.
De todos ellos tú guardas,
Pedro Navarro, sus glorias,
sus musicales victorias
tan sonadas y gallardas.
Al cielo elevas la palma
de la Copla, ungüento y sal,
panacea universal
para las penas del alma.
(Poema de Jesús Antonio San Martín)