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Sol para el Jesús de los niños en la procesión de La Borriquita

Marca el inicio del calvario de Jesucristo, pero el camino a la Cruz aún no ha empezado y todavía es un día de alegría, de palmas, de luz y de niños junto al Señor.

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  • El paso de misterio de La Borriquita, en la plaza de San Pedro.
Marca el inicio del calvario de Jesucristo, pero el camino a la Cruz aún no ha empezado y todavía es un día de alegría, de palmas, de luz y de niños junto al Señor. Y ayer también fue un día de sol y de gentío. Ya el año pasado la Devota Hermandad de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén y Nuestra Señora de los Ángeles pudo procesionar, pero aún no se han olvidado los dos años en que La Borriquita tuvo que quedarse en el templo debido a la lluvia.
Pero ayer el sol y la cofradía, una de las más esperadas y emblemáticas de Huelva, volvieron a brillar. Sin estrenos este año aunque con la novedad de retrasar su salida un cuarto de hora para evitar colapsos en el Paseo de Santa Fe, los primeros toques de la Banda de Cornetas y Tambores Virgen de la Salud anunciaron pasadas las cuatro y media de la tarde la salida de la parroquia de San Pedro del misterio de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén tallado por León Ortega a mediados de los años 40.
Con paso lento, ante la mirada de cientos de personas, el paso de misterio bajó la rampa de la iglesia más antigua de la ciudad, convertida un año más en aquel Jerusalén que recibió con vítores a Jesucristo.

Paso de palio
El cortejo, integrado por más de 200 nazarenos, muchos de ellos niños vestidos de hebreos o con los colores blanco y rojo de la hermandad fundada en 1945, rodeó la plaza de San Pedro para enfilar por Daoiz y asomar al Paseo de Santa Fe, uno de los puntos donde la cofradía despierta más atención y estampas cargadas de belleza: esfuerzo de costaleros, órdenes firmes del capataz, incienso y caminar seguro hacia la carrera oficial, donde la Cruz de Guía debía entrar antes de las siete de la tarde.
Cuando el paso de Cristo, obra de Miguel Hierro Barreda y ya brillante después de procesionar durante muchos años sin dorar, aún no había recorrido la plaza de San Pedro, la imagen de Nuestra Señora de los Ángeles, vestida de azul cielo y sin lágrimas en el rostro, cruzó el dintel de la parroquia mayor onubense.
La emoción inundó la vieja plaza, la música de la Banda de Nuestra Señora de las Mercedes envolvió al palio, la cofradía representativa de la tradición del Domingo de Ramos ya estaba completa fuera del templo para recorrer las calles de la ciudad con el aliento de cientos de personas.
A los titulares de la Devota Hermandad de la Entrada Triunfal de Jesús en Jerusalén y Nuestra Señora de los Ángeles, también creada por las manos del imaginero León Ortega, aún le aguardaba un largo camino. La Plaza Quintero Báez, cruce de caminos repleto siempre de personas; la calle Tres de Agosto y el corazón de la ciudad: la Plaza de las Monjas, convertida en un hervidero en este primer día grande de la Semana Santa de Huelva. Quedaban los instantes, con el cansancio borrado por la emoción, de Espronceda, Rico, Hernán Cortés, Rascón, Cardenal Cisneros, Fernando el Católico, calle Palos y ya sobre los mismos pasos regresar al templo a la caída la noche. n

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