Una "impericia" de Podemos y también un "debate estéril"

Colean aún las declaraciones de la secretaria local de Podemos, Begoña Gutiérrez, sobre la Semana Santa, hasta el punto que incluso ha tenido valoración oficial por parte del Ejecutivo andaluz.

Así, el portavoz del Gobierno andaluz, Miguel Ángel Vázquez, defendía ayer el “enorme valor cultural y económico” de la Semana Santa, además de su “atractivo turístico”, y opinaba que la secretaria general de Podemos en Sevilla, Begoña Gutiérrez, ha “pecado de impericia” al cuestionar esta tradición.

“Creo que sus declaraciones fueron poco afortunadas, generaron un gran desconcierto, un gran malestar en Sevilla, ha pecado de impericia pero ha corregido esas declaraciones”, decía el portavoz al ser preguntado sobre las manifestaciones de Gutiérrez, quien en una entrevista en El Mundo dijo que en Podemos “todo” lo deciden los ciudadanos y si alguien llegara a plantear la prohibición de la Semana Santa “serían ellos quienes lo decidirían”.

A juicio del portavoz andaluz, la dirigente de Podemos, que posteriormente ha matizado que no cuestiona la celebración de la Semana Santa, ha “corregido” sus declaraciones como consecuencia de la “presión social” porque “nadie entendía que se pudiera poner en cuestión un valor cultural, económico y que está muy arraigado en Sevilla y Andalucía”.

Una polémica estéril

Por su parte, la portavoz adjunta de IU en el Ayuntamiento de Sevilla, Josefa Medrano, tildaba de “estéril” la polémica y hacía hincapié en “la necesidad de centrarnos en cómo podemos resolver los verdaderos problemas de los sevillanos, que no son otros que el pan, el techo y el trabajo”.

“Me parece una irresponsabilidad que, con la que está cayendo, haya quien esté interesado en perder el tiempo con esta cuestión”, decía Medrano en un comunicado, en el que calificaba de “preocupante” que el mismo día que se conocía el aumento de los desahucios en un 11%, las fuerzas políticas “anden discutiendo sobre si hay o no que prohibir la Semana Santa”.

Para Medrano, “todo esto es un debate artificial, interesado y absurdo”. Es más, considera “una broma de mal de gusto que, a estas alturas, el alcalde se atreva a clamar contra la politización de esta expresión cultural y religiosa, cuando lleva todo el mandato utilizándola con fines electorales”. “El cinismo de Zoido, desde luego, no tiene límites”, apostillaba la edil.