Aunque hace ya veinticuatro días que acabó la Semana Mayor, aún no me resigno a despedirla del todo, pues más que nunca ha sido espléndida este año. Y estoy apurando al máximo los recursos con que cuento para llenar al máximo el hueco tan grande que deja. Porque el fin de la Semana Santa produce el vacío más grande que genera una fiesta: de la Navidad solemos acabar hastiados de tanta comida y gasto; la Feria, tan cercana ya, se pone cada año más cara, chabacana e imposible. Pero la Semana Santa no. Es una fiesta que podemos vivir todos, con mayor o menor poder adquisitivo, y que encima genera riqueza y empleo –nunca me cansaré de repetirlo–.
Para prolongar ese sabor de boca que me dejaron los días santos suelo acudir a la lectura, al visionado de algunos videos, a escuchar bastante música y tirar de la radio, vía internet, para revivir los momentos mágicos que los pasos nos proporcionaron, díganse retransmisiones grabadas como programas cofradieros, especialmente de análisis, que los días después nos dejaron, y que permanecen colgados en la red. La despedida se hace más larga, más llevadera, más suave…y la espera será también más corta, qué duda cabe.
Escribo esta reflexión mientras soporto con más paciencia que el santo Job el rugir continuo de las motos y los ruidosos conciertos con que nuestro Ayuntamiento ha agasajado a estos ilustres visitantes, dueños en mayor o menor medida de la ciudad durante tres días –que esta vez, para colmo han sido cuatro–. Y me he prometido una vez más que para el año que viene me iré de Jerez, como he hecho alguna vez, a dejar pasar esta gripe, no porcina, sino motina –porque además de por causa de las motos, me inspiran un motín–. Y con la perspectiva de una Feria del Caballo, que, en año de crisis económica, y previendo, si no la subida, el mantenimiento de los abusivos precios del pasado año, y con las casetas, que cada vez son más discoteca y menos mantenedoras de los propio de la tierra –las sevillanas y el flamenco– dan ganas de… que vuelva de nuevo la Semana Santa, ¿o no?
Y en esta despedida que no me resigno a dar por acabada, me llega la noticia de que la Escuela de Hostelería de Jerez y la librería Hojas de Bohemia proponen un magnífico cartel para, a modo de mesa redonda, analizar, esta misma tarde a las 21 horas en la sede de la calle Einstein, la Semana Santa de Jerez de 2009. Mesa en la que tienen previsto participar distintos representantes de los ámbitos más significativos del mundo de las cofradías como son el presidente del Consejo de la Unión de Hermandades Manuel Muñoz Natera, el capuchino Padre Fray Ricardo de Córdoba, los periodistas cofrades José Antonio González de la Peña, Andrés Cañadas y José Blas Moreno, los Hermanos Mayores Domingo Díaz y Manolo Serrano, además de Pedro Larraondo, que lo fuera hasta hace pocos meses. Y aunque ya muchos nos vimos las caras en las magníficas conferencias del ciclo La Religiosidad Popular, de Franco a la democracia que, en el marco de sus VII Jornadas sobre las Hermandades y Cofradías, y organizadas por el Consejo Local de Hermandades y Cofradías, se celebraron los pasados días 20, 21 y 22 de abril en el Auditorio Juan Pablo II del Obispado, que tanta calidad han tenido –chapó por los organizadores–, no será mala cosa nos volvamos a reencontrar. Así pues, hasta esta tarde, Dios mediante.