El cielo cada vez más se llena de grandes deportistas jienenses que son llamados por Dios –así lo entendemos los creyentes- para exponer sus condiciones en un lugar donde todo es distinto.
Hace pocos días, nuestro amigo Jesús de la Torre fue ‘fichado’ para desarrollar su labor de futbolista y entrenador en un escenario desconocido para él, pero en el que ya se ha acomodado, controlando y ofreciendo sus virtudes como hombre bueno, y como deportista querido y ejemplar.
Jesús, en su corto caminar por esta vida, ofreció, como deportista, recursos de prestancia e implicación; sus petos los impregnó de nobleza y esfuerzo, sus camisetas de bondad y entusiasmo, sus botas de generosidad y amistad; en él no había lugar para la hostilidad, la aspereza o el enfrentamiento. Solo había sitio para la competitividad en su lucha diaria por sacar adelante sus objetivos en la faceta que para él, junto a su familia, fue la parte importante de su vida: el fútbol. De la Torre era un gran hombre, no hay otro calificativo que mas acorde a su condición de hijo, esposo, padre y deportista, precisamente en una sociedad ávida de éxitos, en la que refulge el prepotente, reluce el vanidoso, presume el jactancioso, predomina el altanero… conceptos con los que no se definía, porque para él la humildad, el compañerismo, su presencia en el momento justo y su generosidad, eran sus únicas verdades.
El campo de juego era su hábitat mas deseado junto a su hogar. Su carácter y personalidad aparecían cuando era necesario, pero no más allá de ese momento. Como jugador, lo saben en los clubes que militó, fue ejemplar, luchando hasta la extenuación en favor de los colores que defendió. Para sus jóvenes jugadores de la AD Vandelvira y Atlético Jaén, además de entrenador, era educador porque su labor no la basaba sólo en sacar buenos futbolistas, sino también en formar grandes personas, hombres para el mañana.
Con Jesús hablé las pasadas navidades en el evento ‘Ningún niño sin juguete’, que organizó la AD El Valle. Le pregunté: “¿Cómo va la cosa, Jesús?” y, esbozando una sutil sonrisa, me dijo: “Bien, Contreras, ahí vamos. Gracias por tu interés”, y, siguió con sus jóvenes pupilos.
Ahora, para que sepa que seguimos con él, Jaén se va a volcar con su persona este miércoles en ‘La Salobreja’ en el homenaje póstumo que se le va a ofrecer y en el que está presente todo el deporte jienense, con instituciones, clubes, deportistas y amigos.
Jesús se nos fue demasiado pronto y no hemos podido ofrecerle el homenaje merecido en vida, pero ahora, en su nuevo hábitat, con todo el tiempo por delante, expondrá sus conceptos que serán asimilados por todos aquellos que van a tener la suerte de tenerlo como nuevo inquilino del banquillo celestial. El fútbol jienense te debe mucho y estamos contigo. ¡Va por ti, Jesús!