Los mariscadores de la Bahía no han querido desaprovechar esta oportunidad para plantear un novedoso proyecto, con el que pretenden dar trabajo a unas 200 personas en el plazo de tres años. Su idea es utilizar las naves abandonadas que existen actualmente en la salina de La Dolores, junto al Molino de Río Arillo, para poner en marcha un criadero de almejas.
La Asociación de Mariscadores Virgen del Carmen impulsa esta alegación, en la que solicita también la implantación de una depuradora en el lugar (ahora sólo hay una en Zona Franca). Esta instalación se considera esencial para sacar adelante dicha propuesta de explotación sostenible.
Según aseguran los promotores, hasta la fecha su idea ha recibido el visto bueno tanto de la Dirección del Parque Natural, como de la Delegación Provincial de Medio Ambiente, la Demarcación de Costas y el Ayuntamiento de San Fernando, municipio al que pertenece el 40 por ciento del suelo escogido para el criadero. Sin embargo, el Consistorio de Cádiz, dueño del 60 por ciento de los terrenos restantes, no se ha posicionado aún sobre el tema, a pesar de que el colectivo lleva un año pidiendo una reunión con los responsables del Gobierno local para exponerle sus planes.
“Compatibilidad” de usos Cabe recordar que la intención municipal pasa por regenerar este enclave mediante acciones destinadas a su recuperación y transformación en área recreativa-deportiva, turística y cultural. Asimismo, el documento urbanístico habla de completar la red de senderos y de rehabilitar el Molino de Río Arillo para su conversión en museo y centro de interpretación.
No obstante, los mariscadores se muestran convencidos de que tales propósitos resultan viables y compatibles con su vivero de moluscos. Una actuación que, según estiman, conllevaría una inversión inicial de entre 600.000 y 800.000 euros, pudiéndo se generar desde un principio alrededor de 40 empleos directos.
De hecho, el gremio apela en su escrito, primordialmente, a argumentos de carácter laboral para justificar su apuesta. Con todo, también subraya otros motivos como la necesidad de “apoyar la acuicultura”, la importancia de mejorar la eficiencia en el uso de los recursos naturales, técnicos y humanos o la posibilidad de satisfacer la demanda creciente relacionada con productos ecológicos y de calidad.