Consume finalmente o no el salto a Madrid, Susana Díaz corre ya el riesgo de dinamitar con ese anhelo la unanimidad en torno a su figura que se presuponía hasta hace bien poco en la federación andaluza. Los últimos movimientos y sus críticas, pasadas y presentes, hacia el secretario general de la formación, Pedro Sánchez, han comenzado a movilizar a un sector del partido aglutinado alrededor de militantes de peso y exaltos cargos de la propia Junta que ultiman dar un paso adelante como síntoma de protesta. “Está muy decidido”, confirma a Viva uno de esos descontentos.
El malestar, según las mismas fuentes, quedaría escenificado “de inmediato, en el plazo de 15 a 20 días”, en forma de un manifiesto, presentado en público, en el que conocidos rostros del PSOE andaluz darían testimonio de su adhesión a Sánchez con un mensaje diáfano: hay que dejar hacer al líder nacional, taponar de una vez la hemorragia que provocan los rumores sobre su hipotética sustitución y lanzar, de paso, la seria advertencia a Susana Díaz de que su lugar está en Andalucía, la comunidad que le dio el poder, y que debe abandonar el abordaje a Ferraz.
Además de canalizar el descontento reinante, el sector crítico trataría de tomar posiciones a favor de Sánchez ante una hipotética batalla en unas primarias por el control del partido, una posibilidad sin embargo lejana porque Susana Díaz, según fuentes del PSOE, no quiere oír hablar de ninguna nominación que no fuese por aclamación de las federaciones territoriales.
El supuesto asalto de la presidenta andaluza a la dirección nacional también se estaría viendo debilitado por las dudas que han surgido en su entorno directo sobre las posibilidades de éxito reales de su órdago, más aún después de confirmarse que Sánchez no está tan débil como aparentaba o del nuevo calendario que puede arrojar otra cita electoral catalana.
“Ella quería que Pedro dimitiera y no lo ha conseguido, así que su estrategia ha sufrido un parón en seco”, coinciden en Ferraz y en las voces críticas del PSOE-A.