Que Pedro Sánchez debería coger el látigo y poner firmes a más de uno y una, se está viendo en estos días que resulta de imperiosa necesidad. Pues que no es de recibo, que todo un secretario general del único partido político con historia que posee este desgraciado país, se vea envuelto en una espiral de críticas por lo bajini y de una retahíla de advertencias que suenan a amenazas. Críticas y advertencias que no le llegan, precisamente, del exterior, sino de “compañeros y compañeras” erigidos, por obra y gracia de sí mismos, en salvadores de la patria.
¿Se puede aguantar el que todo un expresidente de Gobierno, que en su chocheo cree que aún gobierna, dé lecciones constantes de liderazgo y de por dónde deben de ir las líneas maestras de la gobernanza? ¿Es que tienen que seguir soportando los militantes de base (los que verdaderamente practican la ideología socialista) los exabruptos públicos del sevillano, que tanto daño ha hecho y sigue haciendo al socialismo español (lástima de Nicolás Redondo) desde que “abandonó” la política y se dedicó a otros menesteres más rentables?
¿Debe soportar el que manda en Ferraz tanta y tanta advertencia pública sobre su gestión, de la señora a la que en su momento se trasvasó para presidir la Junta de Andalucía y que tras el 20D pudo salvar algunos muebles gracias al sector de los andaluces resignados? ¿Se puede considerar normal el atosigamiento continuado a que viene estando sometida la persona que actualmente dirige el grupo, por la verborrea de quien ni come ni deja comer? Si a tan prestigiosos gurús acude en consulta, ¿por qué no se lanzó ya a la piscina nacional?
¿Y qué contar del rústico extremeño, que cuando se acerca por los madriles saca pecho como Tarzán sin importarle si sus aullidos caen en saco roto o en saco cosido? Claro que, si escribimos del señoritingo Leguina, el de la playa de The Refrescos; o de la Chacón, en un mar de dudas entre el catalán o el castellano; o del electricista, creador de la fórmula “la patada en la puerta”; o de Alfonsito Guerra, íntimo de don Antonio Machado: o mismo de los todopoderosos gerifaltes, Chaves y Griñán… Entonces, apaga la luz del sótano y quita del tocadiscos la sintonía de las campañas electorales que estos magnates del mitin ya no están para semejantes avatares.
Por todo ello, y probablemente por muchísimas otras cosas que ni conocemos ni llegaremos a conocer jamás, creo que sería del todo saludable para el ideal que representa, que el líder de los socialistas españoles diera, con la pulsación serena, un golpe contundente con el puño de la mano en la mesa, a fin de dejarles la cara en blanco y la boca muda a todos aquellos y aquellas que desprovistos de compañerismo alguno se jactan y vanaglorian de la mala pasada, la jugarreta o la traición. Creo, en definitiva, que Pedro Sánchez Pérez-Castejón, Pedro Sánchez, debería coger el látigo.
Pedro Sánchez debería coger el látigo
Pues que no es de recibo, que todo un secretario general del único partido político con historia que posee este desgraciado país, se vea envuelto en una espiral de críticas por lo bajini y de una retahíla de advertencias que suenan a amenazas
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