Cádiz tiene muchos problemas pendientes, uno menor pero interesante es que le faltan calles para rotularlas con los nombres de sus prohombres. Por eso, entre las calles Plocia y Ramón Lázaro Dou se encuentra una pequeña vía rotulada como Antulo.
El 17 de abril de 1855 se le da este nombre, uno de los pocos que subsistieron, siendo el primitivo de esta calle San Nicolás, bajo la advocación de este santo existieron dos calles, una en el barrio de la Merced y otra en el de la Palma, que lo conserva hasta el presente, ignorándose su origen o procedencia. Existió en el Cádiz de la época dos individuos con el nombre de Lucio Antonio Antulo.
El nombre que actualmente lleva recuerda a dos prohombres romanos. Uno de ellos fue sacerdote del famoso templo de Hércules y su lápida sepulcral, encontrada en 1828 en la playa dice así: “Lucio Antonio Antulo, hijo de Cayo, de la tribu Galería, sacerdote y hombre sumamente bueno, está aquí sepultado. Séate la tierra ligera. Te ruego pasajero, cuando leas esto que digas, séate la tierra leve”. El otro Antulo llevó el mismo nombre. Fue hijo de Quinto. También de la tribu Galería, condecorado con la edilicia potestad y el consulado, según dice su lápida mortuoria. La familia Antulo fue en Gades tan importante como los Balbos, solo que no tan recordada y conocida.
Pocas calles gaditanas han estado tan ligadas al muelle como Plocia, como bien demuestra el origen y la historia de los tradicionales negocios que aún hoy perduran. La Cepa Gallega, el bar Los Pabellones y el restaurante Achuri aunque en otro local. Sobre las paredes del Bar Los Pabellones cuelgan fotografías de grandes artistas del cante como Lola Flores y Camarón de La Isla. El emblemático bar debe su nombre a que en los inmuebles que conforman la manzana existieron unos pabellones militares. En el interior del local las palmas no cesaban. Ahora corren otros tiempos, en los bares se pone el cartel de “Prohibido el cante y decir palabras soeces”. En la calle Plocia, otro nombre romano, también existió en tiempos una fábrica de naipes, de las cuarenta que llegó a tener la ciudad.
La Fábrica de Tabaco en sus inmediaciones sobre el solar de una antigua mezquita y que en la actualidad ubica el actual Palacio de Congresos, con sus cigarreras también llenaban de colorido la calle. A su lado se encuentra el Callejón de los Negros como indica un azulejo también esquina con la calle Plocia. El título de Callejón de los Negros se debe a que por su cercanía al puerto los negros después de su llegada se hacinaban en un almacén hasta que se subastaban a los comerciantes de Cádiz.
Hasta pronto gadiritanos.
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