Llantos tras la eliminación de Murray y la final será entre Federer y Roddick
La presión no le benefició al escocés Andy Murray, que rompió en pedazos el corazón de los británicos tras claudicar en la Central de Wimbledon ante el saque arrollador del estadounidense Andy Roddick, un rival que recurrió a su ?mejor nivel? para medirse en otra final al suizo Roger Federer.
Federer, que horas antes se había impuesto al alemán Haas, busca volver a escribir su nombre en la historia de este deporte, en la que será su séptima final de Wimbledon y con la posibilidad de recuperar el número uno mundial.
El sol hizo burla a un parte meteorológico que amenazaba con chubascos. En la Catedral, que no tuvo que echar mano de su techo blanco, no cabía ni un alfiler para ver el Andy Versus Andy.
El tenista escocés lleva una quincena manteniendo en solitario la fe de toda una nación que suspira por ver a un británico alzar el trofeo de esta competición, algo que no consiguen presenciar desde que lo hiciera el idolatrado Fred Perry, que lo logró en tres ocasiones, la última en 1936.
El sueño no se cumplió. Ni el de todo Reino Unido, ni el del propio jugador, que corrió a todas las bolas antes de rendirse, agotado, frustrado, resignado, ante la sexta mejor raqueta del mundo; un Roddick que se metió en otra final tras poner su firma, por 6-4, 4-6, 7-6 (7) y 7-6 (5), al marcador.
El estadounidense admitía luego que Murray –que logró nada menos que 76 winners (puntos ganadores)– le obligó a recurrir a su mejor nivel para salir airoso; y reconoció que el hecho de que el escocés tuviera sobre sus hombros “toda la presión” le ayudó.
Al de Dunblane (Escocia), que firmó 25 saques directos frente a los 21 logrados por el norteamericano, no le quedó más que rendirse ante el gran servicio exhibido por su oponente: “Ha sido increíble; ha sacado muy, muy bien, y a veces no hay muchas cosas que tú puedas hacer”.
Lo que es seguro es que Roddick tampoco será el favorito ante la final del All England Club, la tercera para él en este torneo.
Roddick y Federer ya se midieron en los años 2004 y 2005 y en ambas ocasiones quedó patente la superioridad cualitativa del jugador helvético, cinco veces ganador de Wimbledon y ante el que el de Nebraska también sucumbió en las semifinales del 2003. “Estoy ilusionado con esta final”, comentó el norteamericano, que otra vez llevará la etiqueta de underdog (no favorito).
El Federer de esta edición tendrá que gestionar mañana la carga kilométrica de expectación tras meterse en la que será su séptima final consecutiva en Londres.
Antes de garantizarse el billete, eso sí, le tocó hoy un encuentro duro frente al alemán Tommy Haas, al que ganó por 7-6 (3), 7-5 y 6-3 en 2 horas y 2 minutos.
“Tommy ha jugado extremadamente bien y por eso estoy tan contento de haber podido clasificarme”, comentó.
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