Aparecen los revisionistas de la historia. A Trotski los estalinistas lo quitaron hasta de las fotos de la Revolución Rusa que él había encabezado con Lenin. Los franquistas tratan al residente de El Pardo durante cuarenta años como un santo laico y Serrano Suñer cuenta que él evitó, con sus habilidades, la entrada de España en la Segunda Guerra Mundial. Marine Le Pen tapa el papel de los franceses colaboracionistas con Hitler y muchos niegan el Holocausto. Son los negacionistas. La lista puede ser inmensa.
En el PSOE quieren reescribir lo que fue televisado y visto en directo por millones de personas. Difícil que dicha operación tenga el más mínimo éxito. Lo dice de forma clarividente José Bergamín: “Se puede decir lo contrario de lo que se ha dicho, pero no se puede hacer lo contrario de lo que se ha hecho”. Fue un hecho que dimitieron 17 miembros de la ejecutiva del PSOE -entre ellos dos presidentes de comunidades autónomas y la propia presidenta del partido-, fue un hecho cierto que alguien llegó a la puerta de la sede de Ferraz anunciando que tomaba el poder porque era la autoridad única del partido. Había salido desde Sevilla para tomar posesión del partido en nombre de Susana Díaz.
Ya se sabe que las palabras pueden ser prometedoras, pero los hechos son definitivos. Y lo concluyente es que hubo una conspiración, que los conjurados dimitieron y el resto fue al asalto en el comité federal. El presidente de la gestora fue explicito en las motivaciones: "Al día siguiente, todos sabíamos lo que teníamos que hacer, pero no lo queríamos hacer para no perder un congreso". Las finalidades se cruzaron: quitar al secretario, ganar el congreso y evitar las elecciones. Pudieron ausentarse o abstenerse ante Rajoy sólo once diputados. No. Se obligó a todos para que el ex secretario general tuviera que salir del Congreso o ser expedientado e inhabilitado.
Cuando se oye la frase, que asusta aún hoy, pronunciada en el patio del comité federal se ve palpablemente una manera de comportarse en política: “Oye Francina, (presidenta de Baleares) veo que no te has enterado. Yo a éste (por Sánchez) le quiero muerto hoy”. “Mienten, luego hablan”, dice el aforismo del poeta cordobés Vicente Núñez., aunque no aclaró de quién hablaba. n