Con su primera exposición individual desde la que protagonizó en el Centro Pompidou de París en el 2003, el diseñador Philippe Starck quiere demostrar que su éxito está en la simplicidad y que cualquiera puede intentarlo, porque "todos somos genios, y el único defecto es que hay mucha gente que no lo sabe".
El Centro Pompidou de Málaga reúne desde hoy en su nueva muestra temporal más de 4.000 dibujos y croquis de Starck, que se exponen por primera vez al público, y una treintena de objetos, entre ellos el famoso exprimidor "Juicy Salif".
El artista francés, autor de unos 10.000 diseños desde que comenzó su carrera a finales de los años 60, desea hacer ver al público que "todo es posible" porque "no hay una vocación divina que llega y nos convierte en genios creadores".
Sólo cree que es necesario tener "curiosidad, ser un poco osado y el deseo de servir a la comunidad", y cuando se empieza a crear hay que "evadirse de todo y no escuchar a nadie".
"Por las mañanas hay que sentarse en una pesa pequeña, no importante, la de la cocina, y coger una hoja de papel en blanco y un lápiz, nunca un ordenador, porque está todo muy formateado", explica.
A partir de ahí, hay que "pensar en una buena idea para ayudar a la sociedad a tener una vida mejor", según Starck, que insiste en que sus objetos "han sido concebidos en un solo folio A4, no se necesita más".
Suele "huir" de la ciudad, de la sociedad, de los eventos, de las ruedas de prensa, de los medios de comunicación y, especialmente, de las exposiciones, pero ha hecho una excepción en Málaga, donde sus trabajos permanecerán expuestos hasta el próximo 17 de septiembre.
"Si hubiera aceptado todas las propuestas de exposiciones en todo el mundo, ése sería mi trabajo, expositor profesional, un señor que hace exposiciones", señala Starck.
No le encuentra ningún "interés" al hecho de estar en un centro de arte, porque se considera "el propietario del museo más grande, el mundo entero", ya que sus diseños "están en los salones, los cuartos de baño y las cocinas".
Aceptó esta propuesta de Málaga al descubrir que era "una continuación" de la del Pompidou de París en el 2003, "que causó mucho ruido y escándalo porque era una contraexposición".
Advierte de que ésta no es "una exposición sobre un artista, sino sobre la creación", y está convencido de que "hay muchos creadores que no son artistas y muchos artistas que no son creadores".
Para Starck, la creación es un proceso en el que "cuanto más se avanza, más se simplifica". "El objeto al principio es muy complicado, el trabajo lo va limpiando y al final de la página se reduce a la mínima expresión".
"Traed a los niños", ha animado el diseñador, que considera que la exposición puede servir a los más pequeños para comprender que "con un papel, con un lápiz, con mucho trabajo y con mucha imaginación, al final ocurre la magia y el sueño se cristaliza".