La fiscalidad es casi siempre terreno pantanoso y de complicada digestión para cualquier hijo de vecino, pero cuando su aplicación práctica afecta al bolsillo capta atenciones... y votos. Los grandes partidos se percataron hace tiempo de ello y en Andalucía, por ejemplo, la batalla que Cs y el PP libran contra el Impuesto de Sucesiones tiene sus buenas dosis de estrategia: si heredar sale caro en Andalucía hay munición de sobra para disparar contra la Junta, que es quien tiene manos libres para bonificar el gravamen cuanto le plazca en lugar de esperar a que una supuesta armonización nacional que decrete el Gobierno de Mariano Rajoy le allane algún día el terreno.
Susana Díaz incluyó esa rebaja en su programa electoral de 2015 y meses después en su discurso de investidura, pero luego se ha hecho la remolona a la hora de acortar los plazos. Se aferra a que hay tiempo de aquí al final de la legislatura, pero el socio que la apuntaló hace dos años en San Telmo tiene más prisas. Los avances que se han logrado desde entonces en el Impuesto de Sucesiones y Donaciones son méritos de la formación de Juan Marín, que sabe presionar como nadie cuando toca negociar su apoyo a los Presupuestos anuales. Pero quiere más y ya ha lanzado una catarata de ultimatos. El último este martes, cuando alertó a Susana Díaz de que si no hay una propuesta definitiva para recortar el impuesto antes de que acabe julio deberá buscarse otro compañero de baile para aprobar las cuentas. Hay un grupo de trabajo PSOE-Cs que ya se ha reunido pero con escasos frutos, según Marín.
El PSOE tiene en esa parcela un gran dilema, que es además una paradoja. Le está dando largas a su socio de investidura porque cree que la nueva rebaja que plantea Cs para que Andalucía deje de ser la región con el tipo impositivo más alto de España es complicada de ejecutar y requiere estudio, además de mermar sus ingresos. Hay pues discrepancias con quien más sintonía tiene en todo el Parlamento, su aliado privilegiado, y sin embargo coincide una y otra vez con aquellos grupos de los que les separa un abismo. Podemos e IU son enemigos de rebajar Sucesiones porque coinciden, como ya deslizó una vez el PSOE en un error que le costó duras críticas, que en realidad sólo lo pagan los ricos. Las clases medias, defiende la izquierda, heredan poco y en realidad lo que Cs y el PP pretenden es beneficiar a su masa electoral de centroderecha.
Los populares también arrastran un gran lastre: son los más activos en la guerra contra el impuesto pero al final los méritos se los acaba apuntando el partido de Rivera porque sus ocho diputados son decisivos para Díaz. De hecho Moreno Bonilla defiende ir más allá incluso que Cs con una bonificación del 99%. En resumen, Díaz no comulga al 100% con quien le sustenta (Cs) y le apoyan quienes dicen que no gobernarían con ella “ni muertos”.
El IRPF, otro asalto más
La ansiada reforma fiscal regresó este miércoles al Parlamento en otro asalto político. Era el PP el que proponía rebajar un punto el tramo autonómico del IRPF, pero su propuesta estaba condenada al fracaso. Primero porque en eso también trabajan ya, aunque con escaso éxito, PSOE y Cs y no es cuestión de conceder victorias al enemigo. Y segundo porque la proposición traía incrustrada el criterio negativo del Consejo de Gobierno, antesala de que no olerá el éxito. Los antagónicos volvieron a darse la mano (PSOE, Podemos e IU) con su voto en contra, mientras Cs, que comparte esa rebaja del IRPF, se abstuvo para no dar medallas al PP. Cosas de la política.
Otra movilización el día 30
La plataforma Stop Impuesto Sucesiones no piensa arrojar la toalla en su batalla contra el gravamen y sacará de nuevo a la calle a sus partidarios la próxima semana. Será el viernes 30, a partir de las 12:00, en concentraciones en todas las capitales de provincia. La presión se hará oír frente a las sedes de las Delegaciones de Hacienda de la Junta, donde volverán a exigir la supresión de ese impuesto “injusto”.