Ser el presidente de una hermandad no es nada sencillo. Pero ser el presidente de una hermandad en una fecha señalada, como un aniversario, se vuelve aún más complicado. Y si además esa hermandad recibe un reconocimiento institucional, todo se vuelve un poco más difícil, pero también más gratificante. José Luis Moreno es el presidente de la Hermandad de San Isidro, hermandad que va a recibir la medalla de oro de la localidad por sus 25 años de vida. Pero él, que es el representante primero de la Hermandad, no quería salir solo en las fotos, casi se negaba a realizar esta entrevista porque es consciente de que una hermandad no es sólo una persona, sino muchas: directivos, hermanos, simpatizantes y vecinos... Gracias a ellos existen las fiestas como son.
Como olontense, ¿qué significado tiene, tanto para ti como para el resto de la Hermandad, que el Ayuntamiento os haya obsequiado con esta medalla?
–El recibir una distinción como es la medalla de oro de tu ciudad es toda una satisfacción y un orgullo. Tanto a mi, que me a tocado ser el presidente en esta época de celebración, como al resto de hermanos y simpatizantes, este hecho nos llena de emoción y de alegría, porque es el propio pueblo, tus vecinos, el que te otorga este premio, a través de sus representantes que son los que conforman el Ayuntamiento.
Esta medalla ha sido posible gracias a todas las personas que integran la Hermandad, desde el equipo directivo al resto de hermanos. Esta medalla es para todas las personas que le tiran una rosca al Santo, para los mayores que esperan ansiosos a que el santo pase por su calle para recibir su rosca, es para los niños que tienen la ilusión de las tiradas y para todos aquellos que acompañan al Santo en su procesión por el pueblo. Todas esas personas son las que realmente van a recibir la medalla.
Por otro lado, también me gustaría agradecer al concejal de Festejos, José Manuel Álvarez, que defendiera nuestra candidatura: el propuso algo atípico, que fue el conceder una medalla de este tipo a una Hermandad, defendió su postura y finalmente nos la concedieron.
¿Cómo está afrontando la Hermandad su 25 aniversario? ¿Cuáles son los actos que se han realizado durante 2009 para conmemorar esta efemérides?
–Aunque la Hermandad haya cumplido 25 años de la manera en la que la conocemos, la devoción a San Isidro en Gibraleón ha tenido muchas etapas y de hecho la procesión en sí es muy antigua, de inicios de principios del siglo XX, al menos existen testimonios escritos en el Ayuntamiento que así lo atestiguan.
En el año 70 un grupo de albañiles volvieron a acoger esta fiesta, aunque vovlvió a decaer en 1982. Un año más tarde el párroco de Gibraleón confió en las tres hermandades de penitencia que entonces existían y en gente de a pie y fundó la Hermandad, comenzando a funcionar en 1984, siendo ésta la fecha que tomamos como referencia para la celebración de este año.
Los actos que se han celebrado han sido una exposición fotográfica que ha recogido tanto fotos antiguas como nuevas y llevaba por nombre “Un recorrido por el tiempo”, en la que podía observarse a San Isidro por las calles y en diferentes etapas y años. Fue Augusto García, quién compuso la exposición y pedimos colaboración todos los vecinos a través de la telvisión local, para recopilar las fotos antiguas más interesantes.
Otro de los actos que programamos fue la presentación de una medalla del 25 aniversario, realizada por Manuel Silván, que fue autor de la medalla del 125 aniversario de la Hermandad del Rocío de Huelva. La medalla resultó muy emotiva y bella. El círculo de la medalla simula una rosca de pan como las que se le tiran al santo y en el centro está San Isidro rodeado de los frutos del campo.
Por otro lado, editamos un libro conmemorativo, cuyo autor fue Juan Luís Martín García, y que aún se vende por un precio de seis euros, asequible para que todos los vecinos lo puedan tener.
Con los directivos y presidentes que han pasado por la Hermandad hemos celebrado un día de convivencia y también un acto en el convento del vado en el que los cinco presidentes hicimos un recorrido por la trayectoria de la Hermandad. Intervinimos cinco minutos cada uno, destacando lo más importante de nuestros mandatos. Finalmente, se hizo entrega a cada uno de un pergamino.
Por último, el pasado 30 de abril inauguramos el “Salón Hermanos Mayores”, que se ubica en la parte baja de la casa-hermandad del recinto romero y que posee aproximadamente 400 metros cuadrados. La estancia ha sido construida por directivos y por sus familias los fines de semana, destacando la labor que ha realizado la anterior Hermana Mayor, Paqui Ceto.
Estos son los actos que ya se han celebrado, si bien la fecha exacta del aniversario es el 4 de octubre, que coincide con la feria de San Lucas. Nos gustaría organizar alguna actividad cuando se aproxime la fecha, aunque ya todo lo que hemos celebrado se ha llevado gran parte de nuestro presupuesto de manera que si organizamos algo será una actividad menos costosa, como un día de convivencia entre los hermanos.
¿Qué se siente al ser el presidente de la Hermandad en un año tan señalado?
–Siento que he tenido mucha suerte. Llevo trece años formando parte de la Hermandad. He estado de tesorero, de secretario y en 2006 asumí la presidencia. No fue algo premeditado, pero poder organizar todos los actos ha sido muy satisfactorio, a la vez que cansado. Cada acto o actividad que hemos organizado, ha conllevado consigo mucho trabajo y el resultado es que hemos trabajado tres o cuatro vece más que otros años.
Lo cierto es que tengo un gran equipo directivo, sin ellos no hubiera sido posible organizar todos estos actos. Han sido un gran apoyo y lo que más valoro de ellos es el calor humano que ofrecen. Son ellos los que toman la iniciativa, los que me empujan a hacer cosas, los que me dan ánimos cuando los míos decaen.
Entre ellos, por ejemplo, está Matías Monte, un directivo que lleva 25 años en la Hermandad, desde que se fundó,y a pesar de su edad nunca se cansa, siempre tiene ganas de trabajar. Me ha dicho que no le importa si el año que viene me voy o no, que él seguirá en la Hermandad.
En el tiempo en el que llevas siendo presidente, en el anterior ocupando otros cargos, y en el tiempo que lleva activa la Hermandad de San Isidro, ¿qué momentos emotivos recuerdas? ¿Qué destacarías de las celebraciones y de los actos que habéis programado en este año para conmemorar el 25 aniversario?
–Antes de estar yo en la Hermandad, recuerdo muy especialmente, como algo que fue muy significativo en la historia del pueblo, la construcción de la capilla en la misma calle de San Isidro, cuando apenas la Hermandad contaba con cinco o seis años de vida. Aquella obra también fue hecha en el tiempo libre que tenían los directivos de la Hermandad.
Otro momento que me ha resultado muy emotivo ha sido el ver junto con el Santo a todos los que han participado alguna vez en la Hermandad. Fue conmovedor ver que con el paso del tiempo se olvidan los posibles encontronazos que hayan podido existir en momentos puntuales y también volver a ver a gente que tras su salida de la Hermandad ha seguido su camino y ahora vuelven todos a encontrarse.
Como presidente, el hecho que recuerdo con más cariño fue la toma de posesión. A partir de ahí, ya en el tiempo que llevo siendo presidente, una de las cosas que voy a recordar siempre fue una iniciativa que tuve de reunirme, primero con todas las Hermandades de San Isidro de la zona y luego con otro tipo de hermandades. En esas reuniones, que comenzamos con la Hermandad de San Isidro de Cartaya, descubrí que teníamos los mismos problemas y las mismas inquietudes. A partir de ahí, como digo, se fueron uniendo a esas reuniones más hermandades de la zona y finalmente llegamos a juntarnos unas 15 (de Lepe, la Redondela, Corrales, Cartaya, San Juan del Puerto, Beas, La Ribera y La Alquería...). Planteamos un protocolo de actuación diseñado entre todos, si bien era la Hermandad de Gibraleón conmigo al frente quien llevaba la voz cantante, y concluimos que en todas las romerías de cada hermandad habría un acto en el que estarían representadas cada una de las hermandades que allí nos reuníamos, vestidos de flamenco con nuestro estandarte o Simpecado y nuestras varas. Iríamos todos juntos en representación oficial, algo que hasta entonces no se había hecho nunca.
Nosotros establecimos como día de representación oficial el sábado de romería. Ese día, para la Bendición de los campos, que tiene lugar sobre las nueve de la noche, todas las hermandades con las que nos hemos reunido acuden en representación oficial para acompañarnos en ese momento señalado de nuestra fiesta. Despues participan en la ofrenda floral. Lo cierto es que me siento muy orgulloso de haber tenido esta iniciativa y de que haya tenido tan buena acogida entre las Hermandades vecinas.