El español Carlos Barredo, del Quick Step, se adjudicó ayer la Clásica San Sebastián al imponerse en el esprint a su compañero de fuga en los últimos kilómetros, el checo Roman Kreuzigen.
El español Carlos Barredo, del Quick Step, se adjudicó ayer la Clásica San Sebastián al imponerse en el esprint a su compañero de fuga en los últimos kilómetros, el checo Roman Kreuzigen.
Barredo fue el principal protagonista de la prueba, con ataques continuos en los instantes finales y diferentes compañeros de fuga que no han podido con un corredor que ha sacado provecho al punto de forma obtenido en el recientemente finalizado Tour de Francia. El español Alejandro Valverde, (Caisse d’Epargne), máximo favorito, llegó junto al pelotón principal y no pudo atacar al tener adelante a su compañero de equipo Luis León Sánchez, quien tuvo sus opciones de victoria intactas hasta los cinco últimos kilómetros.
La carrera se disputó en su último tercio bajo una pertinaz y molesta lluvia, después de un día espléndido, y ello sin duda fue determinante para su desarrollo, ya que no se rompió como cabía esperar en el puerto de Jaizkibel y permitió la inesperada cabalgada de Barredo. El triunfo del asturiano, el más importante de toda su carrera, como reconoció tras la carrera, se fraguó en la bajada de la última dificultad montañosa de la jornada, el alto de Arkale, situado a 14 kilómetros de meta, cuando ha arrancado de un grupo de 18 corredores. Inicialmente ni este grupo ni el pelotón, un poco rezagado, concedieron importancia al ataque de Barredo, que fue acompañado sucesivamente por Bouygues Teleco Pierrick Fedrigo y Luis León Sánchez.