La Comisión de Comercio Internacional (ITC) de EEUU ratificó la subida de los
aranceles a la aceituna negra de mesa española el pasado 10 de julio. Era algo que se esperaba desde hacía semanas. Las autoridades andaluzas, españolas y comunitarias anunciaron de inmediato medidas para contrarrestar los efectos de la política hiperproteccionista de Trump. Han pasado nueve días. Y los productores siguen esperando.
El consejero de Agricultura, Pesca y Desarrollo Rural,
Rodrigo Sánchez Haro, y el grupo Ángel Camacho Alimentación pidieron este miércoles, de nuevo, a Bruselas que presente una reclamación ante la Organización Mundial del Comercio.
El martes, el comisario europeo de Agricultura,
Phil Hogan, aseguró que la Comisión Europea (CE) "pondrá recursos financieros a disposición de los productores de aceituna negra de mesa", en el caso de que EEUU imponga los aranceles del 34,75% a sus importaciones desde España.
Era un brindis al sol. Porque los aranceles están puestos y ratificados. Y lo único que resta es la
publicación de los argumentos, lo que se espera que ocurra el próximo día 24, pero nada va a cambiar la decisión ya adoptada.
El consejero Sánchez Haro insistió en la necesidad de que la Comisión Europea "lleve el caso ante la Organización Mundial del Comercio". Pero la UE insiste en "agotar antes todas las
vías legales y diplomáticas posibles", como si aún fuera posible que el Gobierno de Trump se replanteara su decisión.
La UE respondió aplicando
aranceles del 25% a las importaciones de casi 200 productos estadounidenses, que abarcan desde el maíz dulce a motocicletas, en respuesta a los gravámenes que EEUU estableció sobre
el acero y el aluminio europeos definitivamente en junio. La respuesta de la UE fue algo excepcional. Sólo en tres ocasiones se ha aplicado antes: en 2002 también fue por los aranceles al
acero, en 2003 por las
mandarinas, y en 2004 para proteger el
salmón.