La sala de la biblioteca Federico García Lorca se llena cada mañana de los meses de julio y agosto de pequeños que curiosean pinturas y otras artes y que no dejan de aprender nuevas disciplinas. Y es que desde hace unos años, aqui se desarrolla la Escuela de Pequeños artistas, organizada por el Ayuntamiento durante el verano.
El objetivo de esta Escuela es fomentar la creatividad infantil a la vez que se enseña a los niños nuevos conocimientos relacionados no sólo con las artes plásticas sino también con otro tipo de actividades artísticas como el cante, la música, la literatura, las artes escénicas, etc.
Toñi Alcaraz es la encargada de llevar a cabo tan difícil tarea. “Durante el invierno dirijo la escuela Municipal de Pintura y hace tres años el Ayuntamiento me propuso esta iniciativa y la acepté con bastante ilusión”, cuenta Toñi, mientras intenta que los pequeños artistas no se desmadren durante los minutos de la entrevista.
“Al principio los asistentes a este taller eran algo más mayores con lo que resultaba más fácil realizar con ellos actividades relacionadas con la literatura, el teatro, las artes escénicas, la música, etc. Pero este año, la mayoría de los niños son pequeños de 3 a 6 años, por lo que hemos tenido que cambiar la programación y organizar otro tipo de taeas más cercanas a su edad”, explica Toñi, entre el bullicio de los alumnos.
Lo que no cambian en estos años son las visitas de artistas. Toreros, músicos, y todo tipo de personas relacionadas con el mundo del arte en su sentido amplio pasan por esta escuela para explicar a los niños en qué con siste su disciplina y cuál ha sido su experiencia.
Uno de los artistas invitados que ha pasado este año por la Escuela de Pequeños artistas ha sido el guitarrista Carmelo Picón, natural de Mazagón, que es también profesor de guitarra flamenca en la escuela municpal de guitarra de Gibraleón. Para Carmelo, “es una experiencia muy gratificante acudir a esta escuela porque los niños muestran mucha ilusión y mucha curiosidad ante la guitarra y la música. Por eso todos los veranos busco un hueco para asistir y explicar a los niños lo que para mí significa la guitarra, a la vez que les presento pequeñas piezas para que ellos escuchen por sí mismos y experimenten a lo que me dedico”. Asimismo, señala que una de las partes más interesantes y que a él más llenan es aquella en la que los niños le hacen preguntas de todo tipo, no sólo de la guitarra o del flamenco, sino también personales como cuál es su edad, si está casado o si tiene hijos.
El resto de las sesiones con los niños, Toñi las dedica a realizar actividades que sirven como preparación a la verbena con la que cerrarán al final del verano la Escuela. “Otros años en los que los niños eran más grandes, preparábamos un guión y escenificábamos un teatro, creado absolutamente por los niños. Ahora, como los niños son más pequeño, hemos optado por grabar una pequeña película, en colaboración con la televisión municipal. Así, nos trasladamos a las instalaciones de la televisión y grabamos a los niños contando chistes, adivinanzas, canciones... y luego lo proyectamos en la verbena que clausura la Escuela”.
Tal como cuenta Toñi, “en esta verbena, además, preparan coreografías, actuaciones y exponen un mural que todos los niños ayudan a preparar y que este año pretendemos que muestre una especie de plaza de toros, con muchas cabezas de personas, que sería el público”.
Para este mural, que se confecciona durante los dos meses de verano, los niños utilizan todo tipo de materiales: papel charol, papel de seda, pinturas, lápices, dibujos, plastilina, etc, resultando un colorido collage.
Pero Toñi no está sola en esta labor. A su lado hay un grupo de monitoras que intentan mantener en calma en la medida de lo posible a estos futuros artistas.
Así, María del Mar, colaboradora de Toñi desde hace el principio, cuenta que “estar junto a Toñi en este trabajo es toda una experiencia. En todo este tiempo he aprendido mucho con el contacto con estos pequeños y también aprendes a hacer las mismas manualidades que ellos y por supuesto a comprender mejor a los niños”. Aunque también reconoce que “lo más complicado es mantener sentados y tranquilos a los niños, porque son muy pequeños”.
Sin duda, una iniciativa original y divertida, que busca dar valor a la actividad artística y que los niños aprendan a que el arte puede ser divertido, a la que deseamos que perdure durante muchos años. En el futuro comprobaremos si muchos de los grandes artistas olontenses se habrán formado desde pequeños en esta Escuela.