El Servicio de Ordenación de la Vía Pública y la Policía Local están realizando en las últimas semanas inspecciones en terrazas y bares de la ciudad que se saldan sistemáticamente con la retirada de numerosos elementos instalados en el dominio público. Hace unos días fueron inspeccionados cinco establecimientos hosteleros, en el entorno de la Alameda de Hércules y en el de la Plaza de la Concordia, y se incautaron cerca de setenta sillas, una treintena de mesas, nueve pizarras, cinco parasoles y dos muebles auxiliares. En total, más de cien elementos sin la preceptiva autorización municipal o sobrepasando con creces el número permitido, a costa de privatizar de facto la vía pública para incrementar el negocio.
Es preocupante en pleno siglo XXI la reiteración de este tipo de conductas, que acaba afectando a la imagen turística de la ciudad y que demuestra la incapacidad de autorregulación que el sector ha invocado siempre que ha notado el incremento de la presión policial, como ocurrió en noviembre del año pasado en el Paseo de Colón. Si esa contumacia en ocupar el espacio de todos los sevillanos es práctica habitual se debe también a que a los infractores les resulta más rentable llenar de veladores la vía pública que afrontar el pago de las leves sanciones que si acaso les impone el Ayuntamiento, de lo que se infiere la necesidad de revisar la Ordenanza Reguladora.