El rearme ideológico del PP de Pablo Casado tomó cuerpo, en el marco de la Convención Nacional celebrada este fin de semana, cuando José María Aznar, el Gran Hermano de la derecha española, se subió al escenario y, como buen comandante en jefe, mandó callar. También el ’15-M’ persigue rearmarse tras su declive electoral y la última, y sonada, jugarreta/deserción de Manuela Carmena e Íñigo Errejón, pero esa es otra historia bien distinta al otro lado de la trinchera. A la luz de la recuperada oficialidad aznarista, no hay mejor líder que Pablo Casado para resituar al PP en el lugar que históricamente le corresponde: ser, de nuevo, la “casa común” de las derechas españolas, como lo fue la CEDA en tiempos del otro gran José María de la España nacional, Gil Robles. Superado el marianismo, se acabaron tibiezas a la hora de emprender la consolidación de la hegemonía del PP en el espectro conservador, ese que comprende del liberalismo democrático al populismo ultra. El desenlace de la reciente experiencia andaluza en la conformación de la nueva mayoría de gobierno no pudo coadyuvar mejor al relanzamiento de la marca al erigirse precisamente el PP en el vértice superior de un triángulo derechista pluscuamperfecto. Las direcciones centrales del PP, Cs y Vox, al negociar los trazos gruesos de este acuerdo regional, remarcaron su consenso en pos de la recentralización del Estado. Un buen punto de partida camino de esa “casa común” de la que hablaba el sábado Aznar.
En Sevilla, en los prolegómenos del cónclave de la resurrección de la organización que fue condenada a título lucrativo por corrupción, el viernes, Juanma Moreno tomaba posesión en un acto atestado del público y la emotividad consustanciales a una alternancia larguísimamente acariciada, al azar de un reparto de escaños que permite al heredero de Javier Arenas acceder por fin a la presidencia de la Junta tras el peor resultado electoral cosechado en Andalucía por el PP. El tres en uno de las derechas andaluzas se expresa en un ejecutivo de coalición entre azules y naranjas, con Juan Marín, en la vicepresidencia que ocupará Ciudadanos, ejerciendo de dique de contención ante el miedo racional que genera el soniquete de los recortes de derechos sociales por parte de la derechona, como se puso de manifiesto con sentido de antelación la pasada semana, en Jaén, en la conferencia organizada sobre la Ley de Violencia de género por el partido de Albert Rivera, con el boato, el elenco y la disposición escénica de un acto oficial de la Junta de Andalucía, en el salón de actos de la Delegación de Educación. Al fin y al cabo, Cs gestionaría Educación y Violencia de género en apenas unas horas. En el primer gobierno no socialista de Andalucía, el ‘2’ del ejecutivo, el vicepresidente Marín, ya digo, controlará una súper consejería que agrupa Regeneración democrática, Justicia (integrando Violencia de género y Migraciones), así como Turismo Andaluz. La cordobesa, actual delegada de la Tesorería General de la Seguridad Social en Málaga, Rocío Blanco será la nueva consejera de Empleo. Además, la parlamentaria de Cs por Huelva Rocío Ruiz, directora de un instituto en el Aljaraque, será la consejera de Asuntos Sociales (Igualdad y Dependencia). El economista Rogelio Ibáñez, independiente, ocuparía la consejería de Economía, Innovación y Conocimiento (que incluye Universidad), en tanto el ex seleccionador de baloncesto Javier Imbroda, doctor en Investigación e Innovación educativas, el primero en salir a la palestra, sería el titular de Educación y Deportes. 3 hombres y 2 mujeres. Los populares, contando al presidente, aportarán 4 mujeres y 3 hombres puesto que el Gobierno será paritario. Elías Bendodo, judío de Larache aunque hecho políticamente en Málaga donde es presidente de la Diputación, será su hombre fuerte al frente de la consejería de la Presidencia. El otro varón bien podría ser el jienense José Antonio Miranda, Hacienda y Presupuestos. ¿Las cuatro féminas del PP-A que completarían el puzzle? Anoten como probables, por supuesto, a la secretaria general, Loles López (emulando a Ábalos, como buen número ‘2’, en Fomento); a la ex ministra Fátima Báñez (¿quién mejor que ella para llevar Familia?); a la almeriense Carmen Crespo (¿Agricultura y Pesca?); a la ex alcaldesa de Fuengirola Esperanza Oña (¿Cultura?); o Teresa Ruiz Sillero, Marifrán Carazo y Patricia del Pozo, entre otras aspirantes bien colocadas. Juanma Moreno anuncia hoy la composición del Ejecutivo, molesto por la filtración de los consejeros naranjas. Mañana, primer Consejo de Gobierno. Luego, la pasarela de Fitur y la designación de los delegados. El rearme de la derecha andaluza está servido. No hay mejor bálsamo para curar las heridas que el poder. Buen provecho.