Duelo de Pinochos en La Moncloa

Publicado: 05/06/2020
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El Dedócrata

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Como dije la semana pasada, vaya mierda de Gobierno que tenemos los españoles a los que deseo suerte y acierto de cara a las próximas elecciones
Suerte y acierto. Estas fueron las palabras que dijo Mariano Rajoy a Pedro Sánchez el día de la moción de censura, hace ahora dos años al despedirse del Congreso de los Diputados y desde entonces estamos sufriendo el desgobierno de este psicópata, narcisista y ególatra que ha hecho del poder su modo de vida. Rajoy se equivocó al desearle suerte porque no le hacía falta, a no ser que se refiriera a lo que en algunas regiones de la vida rural llaman tener una suerte de tierra, en este caso La Moncloa, donde ha encontrado su paraíso terrenal, del que ha sacado de raíz el árbol del bien y del mal para no caer en la tentación y que pueda ser expulsado.

Sin embargo la convivencia del demonio, ese que no tiene cuerno ni rabo pero sí coleta, le está llevando a la cima de la soberbia desde lo empujará para que en caída libre se estrelle en el mar de las ambiciones.

Embustero compulsivo, portador del virus de la mentira está contagiando a todos aquellos que le rodean, haciendo que su equipo esté en la UCI política de la credibilidad del que algunos de sus miembros serán dado de alta para volver a su casa perdiendo su puesto de trabajo.

En cuanto a lo acierto en un principio vimos con esperanza que había gente honrada de prestigio y con una buena reputación que paliarían en parte los aires de grandeza del plagiador y frenarían los deseos bolivarianos de podemistas y comunistas.

La esperanza se ha convertido en decepción, empezando por Ábalos, secretario de Organización del PSOE, íntimo amigo de Sánchez, que mintió con la visita de la adjunta de Maduro, dando hasta seis versiones distintas. Salvador Illa, ministro de Sanidad, que sigue mintiendo todos los días.

Fernando Simón, prestigioso científico, portavoz de la pandemia que al igual que su jefe miente continuamente con el número de fallecidos. Irene Montero, que sabedora del riesgo de contagio según confirma un vídeo grabado, animó a la manifestación del 8-M. Alberto Garzón, mintiendo acerca del turismo.

Juan Carlos Campos, ministro de Justicia, que miente al afirmar que Marlarka no ha tenido injerencias en el poder judicial.

Pablo Iglesias, gran mentiroso que quería vivir en el barrio, que eliminaría las cloacas del Gobierno y que acabaría con las puertas giratorias, y en prueba de ello se ha comprado un chalé, se ha llevado seis meses con el móvil de una empleada haciendo uso de la tarjeta y ha nombrado a directores generales a algunos de sus amigos.

Grande-Marlaska, ministro del Interior, ex magistrado de gran reputación, juez muy valorado por su lucha contra ETA y hoy convertido en el mentiroso nacional al dar tres versiones distintas del cese del coronel de la Guardia Civil por no querer darle información del expediente de imputación del delegado del Gobierno en Madrid por encargo de una jueza.

Como dije la semana pasada, vaya mierda de Gobierno que tenemos los españoles a los que deseo suerte y acierto de cara a las próximas elecciones a las que veo muy cercanas.

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