Lo dijo hace ya unos años el Obispo Cirarda en contestación al primer Obispo de Jerez Rafael Bellido Caro: “Una cosa es ser el primer Obispo de Jerez y otra el primer Obispo en Jerez”. El primer Obispo en Jerez fue, sin duda, José María Cirarda, como Vicario Auxiliar de Sevilla, y el primer Obispo tras la creación de la diócesis de Asidonia-Jerez fue Rafael Bellido Caro.
Quedó claro, para todos, que una cosa “es en Jerez” y otra “de Jerez”, como también es distinto ser Obispo de Jerez y siendo de Jerez ser Obispo.
De Jerez, doblemente, era el recordado don Rafael ya que fue reconocido como Hijo Adoptivo de la ciudad al final de su andadura. Don Rafael, en esta semana, ha cobrado, de nuevo, mucho protagonismo por la presentación de un libro biográfico, cuyo autor es el conocido periodista Andrés Luis Cañadas Machado.
Jerezanos que llegaron a Obispos han sido varios en la historia, recordemos a Juan Díaz de la Guerra, ilustre jerezano del barrio de San Marcos, que fue consagrado Obispo de Sigüenza; a Domingo Canubio, nacido en el número 7 de la calle Lancería, que fue Obispo de Segorbe; Blas Álvarez de Palma, insigne jerezano que llegó a ser Arzobispo de Granada o Sebastián Herrero, nacido en la calle Bizcocheros y que llegaría a ser Cardenal Arzobispo de Valencia.
Estos son los más conocidos pero existieron otros Obispos jerezanos que se pierden en el tiempo, como Sancho Trujillo Díaz de Gatica, hijo de Álvar López, a quien está dedicada la calle de este nombre, y de su primera esposa Sancha Ponce de León.
Fue canónigo de nuestra Colegial y fue un adelantado a su tiempo, proponiendo, en 1538, junto a otros canónigos, la edificación de una nueva iglesia Colegial en la plaza del Arenal, aunque luego, desgraciadamente, no se llevara a efecto el acuerdo. (¡Cuántos problemas se hubiesen solucionado para la Semana Santa, y para todos los acontecimientos religiosas de la ciudad, si la iniciativa de aquellos canónigos de 1538 hubiese salido adelante! ¡Cuánto hubiese ganado nuestra plaza del Arenal con una catedral del siglo XVI en su frente)..
Sólo con esta iniciativa ya podemos decir que Sancho Trujillo era un jerezano con visión de futuro, una inteligencia que le llevó posteriormente a ser canónigo de la catedral de Sevilla y luego Obispo de Marruecos. Un obispado que se ejercía desde la misma ciudad de Sevilla, donde tenía catedral y residencia episcopal.
En la antigüedad existieron más jerezanos que fueron Obispos como Pedro Fernández Cabeza de Vaca, Obispo de León que falleció en 1471; Juan Cabeza de Vaca, hijo del mítico Álvar Nuñez, Obispo de Cotrona en Nápoles; Francisco de Vera y Villavicencio, Obispo coadjutor en Burgos y Sevilla y, posteriormente, titular de Perpiñán y de Salamanca; murió en el propio Jerez en 1616.
Don Rafael Bellido Caro nació en Arcos, fue párroco y ocupó diversos cargos de importancia en Sevilla pero donde fue Obispo a su manera fue en Jerez, porque está demostrado que siendo de Jerez, y don Rafael lo era por adopción, lo mismo se puede ser Obispo que descubridor, lo mismo se puede ser grande de España con palacios con escudos, que Lola de España, que grande de Jerez con roete y delantar de volantes y lunares.
Se puede decir, tras la presentación del libro biográfico del primer Obispo de Jerez, que Obispos de Jerez habrán habido muchos pero como él ninguno. Los que le conocimos de cerca sabemos como era el Obispo Rafael, como era su manera de ser Obispo, como supo hacerse jerezano sin dejar de ser pastor con báculo de madera en mano y sin dejar de demostrar que una cosa es ser Obispo, otra nacer en Jerez y ser Obispo, otra ser Obispo en Jerez, otra ser Obispo de Jerez y otra, bien distinta, ser Obispo a su manera.