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Curioso Empedernido

Enredarse y liarse

Si envueltos en enredos y líos, algunos responsables públicos no se enteran, hay que cesarlos, y si quieren hacerlo, deben dimitir inmediatamente

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  • Juan Antonio Palacios. -

Abrir o cerrar, salir o entrar, enredar u ordenar. He ahí la cuestión, dejar pasar el tiempo o ser dueños del mismo. Recordar el ayer desde el hoy o no prever ningún futuro instalados en el pasado. Nos dejamos llevar inmovilizados  en colas interminables, sin avanzar ni retroceder, con la incertidumbre de quien no tiene solución para nada.

Nos perdemos entre tantos números, entre tanto cálculo sin sentido, entre confinamientos perimetrales,blindajes, tanta exigencia con la izquierda, porque dicen que no son los suyos, y demasiada comprensión con la derecha, que no dan para más.

Siempre enredados y liados, perdidos en la retórica de lo que hay que hacer y jamás trabajando en lo hecho, perdidos en reorganizar lo que no está organizado, disfrazando las guerras de poder de sensateces, los objetivos de decisiones interesadas, y las solidaridades de discursos que se pierden en el vacío

Entre líos y enredos nos envolvemos en una puñetera locura, obligados  a defender aquello en lo que no creemos, desinformados en medio de todas las noticias, descolocados y sin esperanzas, reducir en metros la vida saludable, apostando por aquello en lo que no creemos.

Sin saber dónde estamos ni hacia dónde vamos, entre certezas e incertidumbres, llenas de naturales y artificiales cosas, que nos reducen o amplían la visión de nuestro mundo, superando o sufriendo la crisis, con una historia sostenible y siendo capaces de construir un futuro brillante.

Optimizamos procesos, analizando nuevas situaciones y valorizando lo que no nos parecía tener la visión clara de inversiones estratégicas y cuentas saneadas, logrando una esencia desnuda que  es capaz de construir el mejor poema o el más bello relato en la página en blanco del ordenador.

Por azares del destino, entre enredos y líos, nos acabamos convirtiendo en aquello que no queríamos , remontando los temores y miedos , superando los números negativos , sabiéndolo todo aunque no nos enteremos de nada, huyendo del infierno del padecimiento aunque nos quedemos en el purgatorio, yendo detrás de la verdad, aunque esta esté delante de nuestros ojos.

Ansiosos y frenéticos, rechazamos a integrar al de fuera, separamos a los menores de sus padres, dividir en lugar de multiplicar, restar en vez de sumar, guardar en vez de repartir, cambiar las cosas para combatir y superar las desigualdades, eliminar la pobreza, conservar el medio ambiente y sustituir los trucos por las autenticidades.

Si envueltos en enredos y líos, algunos responsables públicos no se enteran, hay que cesarlos, y si quieren hacerlo, deben dimitir inmediatamente, por su incapacidad y por el daño tan enorme que pueden causarse y causar a los demás.

Muchas veces desde la claridad regresamos al lado oscuro de las cosas y situaciones, en el que gobierna el diablo, que genera terrores, parábolas sobre la incomunicación y retrata problemas sociales y peligros de los que son difíciles librarse.

Desenterrando palabras las convertimos en historias, que podemos transformar en novelas o películas, según el lenguaje que empleemos, con el que contrastamos luces y sombras, verdades con fuerza e ilusión y mentiras sin esperanza y que se quedan reducidas a meros artificios.

Vamos constatando que los reinos de las ignorancias tienen su caldo de cultivo en las redes sociales, en las que descubrimos las cosas de uno y de los otros, entre burbujas de colores y pantallas en blanco y negro.
              


 

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