Las duras acusaciones de la plataforma de accionistas minoritarios de Abengoa hacia los grandes acreedores de la compañía, liderados por el Banco Santander, de momento no tendrán respuesta por parte de la entidad.
Fuentes oficiales del Santander aseguraron a este medio que la delicada situación de la multinacional andaluza hace que ahora "ni podamos ni debamos hablar".
Así, que la entidad presidida por Ana Botín prefiere ser prudente tras la carga directa de Abengoashares al papel del banco y a otros grandes acreedores como el fondo estadounidense de capital riesgo KKR.
Por otro lado, fuentes financieras cercanas al banco han querido resaltar que el Santander ha apoyado a Abengoa en todas sus reestructuraciones y que no se puede achacar a un acreedor los problemas de gestión de la compañía durante varios años.
Ataque frontal
Hay que recordar que Abengoashares culpó el pasado jueves, a través de un comunicado público, al Banco Santander y al resto de grandes acreedores de "desangrar" a la multinacional andaluza desde 2016.
Los accionistas minoritarios creen que la solicitud del concurso voluntario de acreedores del actual del consejo de administración está provocado en gran parte por la actuación de estos acreedores.
La plataforma acusa a la entidad que preside Ana Botín y al resto de grandes acreedores de establecer unas "comisiones desmesuradas" y "unos intereses usureros" a la compañía para afrontar el pago de su deuda.
"Son ya unos 3.000 millones de euros los que la compañía ha tenido que pagar desde 2016 como gastos financieros", aseguraron desde Abengoashares.
La plataforma acusa a los acreedores de imponer "unas condiciones totalmente leoninas en los planes de reestructuración de 2017 y 2019", como, por ejemplo, los 138 millones en concepto de “gastos de reestructuración”, con un interés de hasta el 18%.
La plataforma también les acusa de urdir "un entramado de sociedades intermedias con sede en el paraíso fiscal de Luxemburgo, para facilitar y ocultar todos estos movimientos en los planes de reestructuración" y de presionar a la compañía para vender activos, como Atlantica Yield, por precios mucho menores a sus valores actuales.