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“El flamenco ocupa en nuestro país el lugar que se le ha dado”

José María Velázquez-Gaztelu regresa a estas páginas con un motivo bien justificado: acaba de cumplir 30 años al frente del programa radiofónico \'Nuestro Flamenco\'. El espacio de RNE es uno de los máximos exponentes en la transmisión de la cultura flamenca en nuestro país y un referente para todo

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  • Con amigos artistas. -

—Enhorabuena: 30 años manteniendo un programa de radio referente en la cultura flamenca no es fácil… Tengo la sensación de que hace 30 años el flamenco era un campo casi exclusivo de las emisoras territoriales en Andalucía de las grandes cadenas, pero, tal vez, con Nuestro Flamenco el flamenco ocupó el lugar que merecía en el contexto nacional. ¿Comparte esta opinión?
—Gracias por la felicitación. Es lógico que para mí sea muy gratificante haber permanecido 30 años en antena. En efecto, hace tres décadas el flamenco tenía bastante difusión en las emisoras andaluzas, pero también hay que reconocer que Radio Nacional de España, en Madrid, lo programaba, aunque no con tanta amplitud como ahora.


—Supongo que entonces -hace 30 años- lucharía contra viento y marea para convertir el flamenco en el eje central de un programa a nivel nacional…
—Antes que yo comenzara con mi programa en 1984, Arcadio Larrea y Palacín había hecho en Radio Clásica una labor estupenda, viajando a los lugares donde se celebraban festivales, que grababa en directo para después emitirlos. De manera que puede decirse que soy el continuador del trabajo que inició don Arcadio, aunque la dimensión universal que tiene ahora la radio a través de Internet es absolutamente distinta.


—Independientemente de esa constancia en las emisiones, ¿cuál cree que ha sido la clave para mantener el programa como un clásico?
—Mi programa ha tenido siempre una buena acogida, ya que no ha estado dirigido exclusivamente a los aficionados al flamenco, sino que, siendo Radio Clásica una emisora de amplio espectro, con música sinfónica, grades ciclos operísticos, obras de vanguardia, etc., esa audiencia, de alto nivel cultural, ha hecho suyo también al flamenco a través de mi programa. De manera que he logrado incorporar nuevos oyentes que, ahora, ya son fieles seguidores de Nuestro Flamenco.


—¿Se siente reconocido por su trabajo? ¿Es cierto eso de que el único reconocimiento que a uno le satisface realmente es el de su propio gremio, en este caso de los profesionales del periodismo?
—Afortunadamente, mi audiencia crece cada día, tanto fuera como dentro de nuestro país, y eso quiere decir que hay personas que valoran mi trabajo. Es curioso, pero uno de los colectivos que más apoya a Nuestro Flamenco es el de los músicos, guitarristas, cantaores o bailaores que acuden continuamente a presentar sus discos, sus conciertos o sus espectáculos.


—¿Considera que el flamenco ocupa el espectro radiofónico, y mediático en general, que se merece como parte de la cultura española?
—He viajado por muchos países dando conferencias, acompañado de músicos que me las han ilustrado, y puedo decir que más allá de nuestras fronteras existe un mayor interés por el flamenco, hay una sensibilidad especial, un entusiasmo y un conocimiento que no he encontrado aquí. El flamenco ocupa en nuestro país el lugar que se la ha dado.


—¿Cuál cree que es el gran legado de su programa?
—Nuestro Flamenco es un testigo de la trayectoria del flamenco, de la música, de nuestra cultura y de la vida en general. Escritores, músicos flamencos o no flamencos, directores de cine o de teatro, poetas, periodistas, bailaores, coreógrafos, directores de bienales, han pasado en estos últimos 30 años por el programa y, por lo tanto, es un documento donde se reflejan muchos de los aspectos que hoy interesan o preocupan a la sociedad. El legado es que el día de mañana Nuestro Flamenco puede convertirse en una rica hemeroteca donde consultar y desvelar muchos aspectos del tiempo que nos ha tocado vivir y descubrir ciertas claves.


—La vocación nace, pero el periodista se hace con el tiempo y la experiencia. ¿Qué ha aprendido a lo largo de 30 años delante de un micrófono? ¿Qué le han enseñado tantas y tantas personas -muchas personalidades en el ámbito del flamenco- a través de sus testimonios en las innumerables entrevistas que ha realizado?
—A mí me ha mantenido delante del micrófono la poesía. Si yo no hubiera sido poeta, Nuestro Flamenco sería de otra manera. Por medio de la poesía y de mi condición de poeta he descubierto muchas cosas y he aprendido a escuchar y a comprender a los grandes artistas que han pasado por los estudios de Radio Clásica, sentados frente a mí. La mayoría se han despojado y se han abierto para contarme lo que llevaban en lo más profundo de su corazón.


—¿Qué artistas y personas vinculadas al mundo del flamenco le han influenciado más durante su carrera? ¿Guarda un recuerdo especial de alguno? Usted ha tratado con todos los grandes del flamenco de este país, desde cantaores hasta bailaores pasando por guitarristas y todo tipo de artista… Muchos de ellos ya no están entre nosotros.
—Por mi programa han pasado y siguen pasando artistas flamencos de todo tipo, desde los más conocidos y mediáticos hasta los menos conocidos. La relación con ellos ha sido muy positiva, ¿pero cómo olvidar las charlas, aquí en la radio, con Luis Rosales, Antonio Gades, Luis Maravilla, Paco de Lucía, Mario Maya, Félix Grande, Sordera o Enrique Morente? Ellos ya no están, pero su recuerdo permanece y su testimonio está vivo para siempre en mis programas.


—Su vida profesional está repleta de distinciones y reconocimientos por su contribución al flamenco, pero ¿qué le han dado la radio y el flamenco en su vida?
—La satisfacción de haber aprendido y estar aprendiendo siempre, el viajar por esos mundos y el seguir aprendiendo también de otras culturas y de personas maravillosas con las que uno se topa en los lugares más insospechados, el descubrir otra dimensión de la vida y el saber que, como suelo decir con frecuencia, siempre hay alguien al otro lado de la noche que nos está escuchando, que se emociona con un poema que acabo de escribir o con una música que selecciono para ese momento. Se trata de una presencia anónima, cercana y cálida, que está estableciendo conmigo una correspondencia a través del hilo conductor del lenguaje en el espacio abierto, en la dimensión libre del intercambio donde no existen fronteras.


—¿Por dónde pasan sus planes de futuro? ¿Seguirá escribiendo en revistas como lo viene haciendo o echará el cierre definitivo? ¿Tiene previsto algo especial para su jubilación? ¿Le gustaría, quizás, afincarse en Arcos de forma definitiva?
—La palabra jubilación no existe en mi terminología habitual. El caminante nunca da por concluido su viaje, ya que en el camino y en la búsqueda reside su razón de ser. Como dice el poeta y filósofo murciano del siglo XII, Ibn 'Arabi, “El origen de la existencia es el movimiento. Por esta razón, el viaje no tiene fin, tanto en el mundo superior como en el inferior”. En último caso, viajar sirve para conocerse a uno mismo.


—En el terreno personal, ¿qué le supuso abandonar una ciudad como Arcos y marchar a Madrid, donde vive desde hace décadas?
—No he abandonado Arcos. Es un lugar al que vuelvo con frecuencia, están mis hermanos y otros familiares y, además, allí viven amigos muy queridos. Arcos, donde tengo casa, forma parte de mis itinerarios habituales, es un sitio de descanso en el que escribo, leo, me reúno con mi gente, podo los rosales de mi jardín y, en unión de mi compadre Salvador Sánchez, realizamos inspecciones técnicas para comprobar la calidad del mosto del año. Después de unos días en Arcos, continúo mi camino.

COMO ESCRITOR, GUIONISTA, PRODUCTOR Y PRESENTADOR

Como escritor, José María Velázquez-Gaztelu ha publicado tres libros de poemas: La ceniza (Carabela, Barcelona, 1967), Ritos (Adonais, Madrid, 1971) y Los límites del desierto (Visor, Madrid, 1998), presentando este último en el Círculo de Bellas Artes de Madrid y en el Ledbury Poetry Festival, en Reino Unido. Sus poemas han aparecido en distintas antologías y en revistas especializadas. Ha sido coguionista, entrevistador y flamencólogo de las series de TVE Rito y Geografía del Cante y Rito y Geografía del Baile, habiendo realizado 113 programas con la presencia de Pilar López, Antonio, Pepe Marchena, Antonio Mairena, Caracol, Paco de Lucía, Menese, Camarón, Morente, Antonio Gades, Manolo Sanlúcar, etc. También ha dirigido y producido discos donde han intervenido Pedro Bacán, Fernando Terremoto, José Menese, Manuel Morao, Pedro Peña o Carmen Linares. Como guionista y documentalista cinematográfico, trabajó durante cinco años en el antiguo No-Do, y para el Canal 13 de la Televisión Mexicana escribió y realizó la serie El Camino de la Rosa, rodada en Marruecos, México y España. Ha sido asesor de Basilio Martín Patino para la serie de televisión Andalucía, un siglo de fascinación. Por encargo del Festival de Sinaloa, México, escribió y dirigió el espectáculo Músicas y danzas del flamenco puro, con El Güito, Carmen Linares y José Mercé.

Representando a RNE, consiguió en la República Checa el Premio BRNO con el programa Los palmeros. Con motivo del Día Especial Euroradio 94, y desde el Teatro Monumental de Madrid, dirigió y transmitió en directo para toda Europa e Israel el Concierto Flamenco de Navidad.  Fue también colaborador del Instituto Cervantes, Centro Andaluz de las Letras, Instituto Andaluz de Flamenco y de la Sociedad Estatal para Exposiciones Internacionales, habiendo pronunciado conferencias en universidades, centros culturales y conservatorios de España, Marruecos, Inglaterra, Jordania, Egipto, Estados Unidos, Líbano,  Bélgica, Siria, Francia, Japón, Alemania, Holanda y Dinamarca. Por encargo del Festival de Teatro de Almagro, escribió en 2001 el espectáculo De mis soledades vengo. Los clásicos y el flamenco, que se representó en 2002 en el Teatro Real de Madrid.  Desde 1984, escribe, dirige y presenta el programa de Radio Clásica (RNE) Nuestro Flamenco.

De 1995 a 2007 escribió más de cien artículos sobre flamenco para la revista de programación de Radio Clásica. De 2007 a 2010 creó para el festival Suma Flamenca, de la comunidad de Madrid, la serie La música de los espejos, de la que escribió los guiones e hizo las presentaciones, con la participación de poetas y artistas flamencos como José Manuel Caballero Bonald y José Mercé, Antonio Gala y Esperanza Fernández, Luis García Montero y Enrique Morente, Luis Eduardo Aute y Marina Heredia o el propio José María Velázquez-Gaztelu y Miguel Poveda, entre otros.  Actualmente es responsable de las páginas de flamenco de El Cultural y dirige la colección Rito y Geografía del Cante, una serie que se presenta con nuevo formato, totalmente restaurada y ampliamente documentada, de la que es también autor de los textos y de la investigación. Recibió el Premio Nacional de la Cátedra de Flamencología en 1972, 1979, 1997 y 2008. Es Medalla de Oro del Festival de Arcos de la Frontera, Premio de la Crítica Flamenco Hoy en 2003 y 2006 a su labor de difusión del arte flamenco, Insignia de Oro de la Asociación Cultural Flamenca Manuel Soto Sordera, de Jerez de la Frontera; Insignia de Oro de la Peña de los Pueblos Blancos, de Arcos de la Frontera, Premio de Flamenco.com 2006, Premio del Festival Internacional del Cante de las Minas en 2006 por la nueva colección en DVD de Rito y Geografía del Cante, en 2007 en el apartado de Poesía. Es Gaditano del Año 2006 en el apartado de literatura.

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