Sergio Regalado León nació en Arcos en 1975. Fue alumno del colegio San Miguel. En su adolescencia se formó en fotografía con la familia de Foto Mena, de la que guarda un entrañable recuerdo. Sin embargo, su futuro profesional tomaría otros derroteros, pues a principios de siglo marchó a Mallorca para adentrarse en el mundo de la hostelería. Antes, trabajó una temporada como camarero en Mesón La Coruña. Ya en Mallorca, tuvo la suerte de empezar a trabajar en la cadena Iberostar, primero como ayudante de lencería y, luego, en la cocina. El supervisor del hotel restaurante vio en él alguna cualidad que le empujaría directamente a los fogones. De hecho, se marchó para trabajar solo una temporada, que finalmente se haría tan larga como doce años.
Convertido en ayudante de cocina, Sergio siguió formándose al lado de grandes profesionales en los sectores de restauración, pastelería, pizzería, zonas de frío... Tuvo la dicha de realizar un curso de cocina de la mano del conocido chef César Margeric -estrella Michelín y especialistas en arroces-, el cual le dio la posibilidad de trabajar en sus restaurantes, pero Sergio se decantó por la fidelidad hacia la cadena Iberostar en la que trabajaba desde hace años. Después de otra experiencia en una cadena distinta de hoteles y restaurantes, regresó a Arcos influenciado por su hija Marcela, que cuando conoció la ciudad de su padre se enamoró de ella y de su ambiente familiar. Así, Sergio no tuvo más opción que acceder al deseo de su pequeña y, con ello, montar un negocio que le permitiera vivir. De este modo nació el asador de pollos El Santiscal, ubicado en el centro comercial. Desde allí, sirve para llevar a casa ricos pollos elaborados con recetas que aprendió en Mallorca y con un toque especiado muy particular. Además, trabaja otros géneros, desde el pescaíto frito hasta baguettes, pasando por tortillas, croquetas y otras frituras, kebabs, papas asadas...
El asador fue inaugurado el 6 de enero pasado. Desde entonces, y con mucho esfuerzo, ha puesto en marcha un negocio clave en El Santiscal que facilita la necesaria tarea de comer a cientos de vecinos y familias, muchas de las cuales ya comienzan a acercarse expresamente a El Santiscal desde otros puntos de la ciudad buscando sus platos y sabores. Sergio narra con cierto orgullo que tiene una clientela “muy selecta” que sabe apreciar el trato que le dispensan en su establecimiento, atendido por él y, ocasionalmente, por su esposa Érica.
Como gran parte de su vida laboral ha transcurrido en el sector de la hostelería, Sergio es consciente de la dureza del trabajo, el cual no entiende de fines de semana y días festivos; es más, son en estas ocasiones cuando más se ‘curra’. No en vano, cuando tiene oportunidad se marca una carrerita hasta el embalse de Bornos y practica algo de deporte por El Santiscal.