Fran Garrido, entrenador del Arcos CF: “Los equipos de abajo seguimos vivos y aún podemos dar el susto”
Fran Garrido, como se le conoce en el mundo del fútbol, es un técnico espereño nacido en Cádiz que fue jugador de las secciones inferiores del Xerez CD, donde llegó a jugar de delantero centro y de extremo en el filial azulino, el Xerez CD ‘B’. Luego se fue a Ecuador con su familia por motivos laborales y no pudo continuar con su carrera como futbolista por una lesión y por problemas burocráticos. Su afición por el balompié la canalizó entrenando a chavales, lo que le valió en su regreso a España para aprender el nuevo oficio de míster.
Una vez en Madrid, donde vivían sus suegros, comenzó a estudiar en la Escuela de Entrenadores y a hacer sus prácticas en la Escuela Deportiva Parla, en la que adiestró a los alevines pasando luego a la AD Parla hasta que decidió cambiar el stress de la capital por la placidez andaluza de su tierra, en donde empezó a entrenar al juvenil de la UD Villamartín y siguió posteriormente con el juvenil del Espera CF. El cese del míster del equipo sénior, Javier Alvarado, le dio la oportunidad de dirigir al Espera CF, al que salvó del descenso, dejando al juvenil en tercera posición de la liga simultaneando ambas funciones, una experiencia gratificante no exenta de sinsabores por la afilada crítica de algunos paisanos, los que llamamos “entendidos del fútbol”. Su debut en el sénior fue muy exitoso hasta que recibió la llamada de Miguel Ángel Rondán para entrenar en la WEA (Juzzt Sierra de Cádiz), dirigiendo a los infantiles de Segunda Andaluza, al que ascendió a Primera en una campaña inolvidable. Su historia en el Arcos se inicia como segundo de Alberto Vázquez, al que sustituyó cuando fue cesado sin poder ejercer como entrenador titular del equipo arcense al producirse la cancelación de la competición a causa de la covid. El resto es bien conocido.
Eres el primer entrenador de Espera que entrena al Arcos y con solo 31 años...
–Me une una gran relación al fútbol de Espera y a sus jugadores históricos como Currito o Fernando Lozano, cuyos hijos (Fernando y Miguel Ángel) también estuvieron en el Arcos y en la UGA. Cuando entrené al Espera lo hice con 27 años y también me dijeron que era el míster más joven que había tenido el primer equipo, aunque no estoy seguro al cien por cien.
¿Qué le ocurre al fútbol sénior en Espera, que no ha salido a competir esta temporada?
–Hemos tenido algunos problemas en las últimas temporadas. Al ser una población reducida, los jóvenes no quieren demasiadas obligaciones y nos costaba hacer el equipo, por lo que teníamos que fichar jugadores de fuera. Este año, por el asunto del virus, la directiva no se atrevía a empezar y había muchas dudas, por lo que llevamos una temporada en blanco. A ver qué pasa la próxima.
Desde que llegaste al banquillo del Arcos el equipo no ha perdido, realizando bastantes cambios, no solo de jugadores sino también de sistema de juego. ¿Cómo has llegado a ese cambio tan profundo?
–El míster anterior quería unas cosas y yo quiero otras: que tengamos un poco más el balón, más posibilidades de atacar, que estemos más cerca del área rival para que nos sea más fácil defender... Yo creo que con los jugadores que había antes, ese modelo de juego no se adaptaba a lo que yo quería. Hemos puesto a Iván Olmo de lateral y lo está haciendo bastante bien; hemos adelantado a Javi Rodríguez, que realmente es extremo, no lateral. Ambos hacen una función en la banda con la que estoy muy contento porque ahora es más segura, aparte del gol que nos marca el Coria en una acción a balón parado, pero por ese lado bien. Después, Diego (Arana) es muy bueno con el balón y te puede dar un último pase de gol y chutar a puerta desde media distancia. Por eso lo he puesto al lado de Maqui y un poco más liberado, con Rosales de pivote, donde es más contundente y agresivo en el corte de balón, lo que nos aporta una mejor salida de atrás al tener una buena pierna y poder salir tanto en corto como en largo. Tácticamente, es muy bueno Rosales. Esos son los cambios que hemos hecho y creo que el equipo está funcionando por ahora, se han adaptado bien y hemos tenido mala suerte de no haber disputado el partido de Castilleja por el coronavirus cuando física y mentalmente llegábamos bien al domingo, pero hay que cambiar el chip y pensar ya en el Gerena desde hoy.
¿Cómo ves la segunda vuelta de la liguilla?
–Es pronto para valorar los resultados de este fin de semana, pero La Palma gana su primer partido de la temporada en casa al Conil (3-0), lo que significa que los equipos de abajo seguimos vivos y que los de arriba no se pueden confiar porque se pueden llevar un susto. Ya estamos a cinco puntos del Conil con un partido menos y el goal-average con ellos lo tenemos ganado, siempre que nosotros ganemos y seamos capaces de puntuar en Castilleja.
El Gerena es una de las bestias negras históricas del Arcos...
–El año pasado no ganamos en Gerena, este año tampoco y aún no han perdido ni un partido en esta fase. Es un equipo fuerte y será muy complicado, pero somos conscientes de ello y lo sabemos.
Ese es otro de los retos que tiene el Arcos, romper ese muro que se le presenta cada vez que se mide a este equipo. Sería muy liberador que el Arcos se sacudiese esa especie de complejo o de trauma que pudiera tener cuando se enfrenta a los rojinegros…
–Sería muy bueno para nosotros no solo puntuar sino ganar el partido para que sigamos con confianza en nosotros mismos y, sobre todo, para decirles a los rivales que aquí está el Arcos, que le hemos ganado al Gerena, que no ha perdido todavía (en el caso de que lo consigamos), y que estamos vivos. Eso sería ideal.
¿Y para eso qué hay que hacer?
–Pues empezar a trabajar bien y fuerte desde hoy, con intensidad y con un fuerte estado mental sabiendo lo que nos estamos jugando y que la gente sea consciente de que hay que preparar el partido al cien por cien para llegar al domingo en las mejores condiciones y poder afrontarlo de la mejor manera posible. Hay que jugar el partido y a ver qué pasa. Si logramos vencer, todo será más fácil.