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Crónica de la VII edición de Alhambra Monkey Weekend

Celebrada el pasado fin de semana en diferentes puntos de la geografía de la localidad gaditana de El Puerto de Santa María

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Las expectativas estaban por la nubes... y #elMonkeydelPuerto no ha defraudado. La séptima edición de Alhambra Monkey Weekend, celebrada este pasado fin de semana en El Puerto de Santa María, ha sido sin duda alguna la más exitosa hasta el momento, con todos los escenarios repletos de público y unos artistas en increíble estado de gracia. Se nos quedan para el recuerdo conciertos tan memorables como los que nos regalaron Pony Bravo, Za! + Perrate, Australian Blonde, Mohama Saz, Jordi Ganchitos, María de la Flor, GAF y La Estrella de la Muerte, Teo Lucadamo o Los Sara Fontan, por citar tan solo unos cuantos, y momentos tan fabulosos como el Karaoke de los Jaguares o el Coro Participativo diseñado por la Escuela Coral Jardín Menesteo. Otro año más, una fantasía digna de unicornios y arcoiris. ¡Deseando que llegue la octava!

Ya lo decíamos antes de abrir puertas de esta séptima edición: Alhambra Monkey Weekend es un festival único en su especie. Y esta nueva entrega celebrada este pasado fin de semana, un año más en esos decorados maravillosos que ofrece El Puerto de Santa María, lo ha rubricado en letras de oro.

Porque este Alhambra Monkey Weekend ha sido todo un éxito. Nada más iniciarse tan solo quedaba un centenar de entradas de sábado, y el sábado ya colgaba el cartel de sold out. Pero el numeroso y entregado público no ha sido el único factor determinante del éxito: destaquemos también un cartel que ha superado, y con creces, todas las expectativas que habíamos depositado en él, y unos escenarios tan singulares como maravillosos. Porque, saquemos pecho, sí: pocos festivales pueden presumir de realizar sus conciertos en un castillo, una bodega, una destilería, una peña flamenca, una antigua casa de pescadores o una pista de coches de choque. Así es es #elMonkeydelPuerto... ¡y vaya si lo hemos disfrutado!

A primeras horas de la tarde del viernes ya se palpaba en el ambiente que este Monkey iba a dar para mucho. Lleno total en el showcase sorpresa que el dúo SecoSecoSeco nos regalaba en la Librería Zorba: ruidismo dadá tan marciano como exquisito para empezar con buen sabor de boca. A esas mismas horas, las colas en taquilla para canjear las pulseras eran ya considerables, por lo que incluso el primer concierto de la jornada en el interior del Castillo de San Marcos sorprendía por la cantidad de público asistente, algo poco habitual en los festivales. Ya lo avisamos: #elMonkeydelPuerto es una excepción en toda regla. Cuerda Huida, que jugaban en casa, convocaron a parroquianos y foráneos y despacharon un directo de punk urgente y demoledor, con un sonido apabullante que vaticina un futuro de lo más halagador a estas jóvenes promesas de nuestra escena. Ojito con ellos.

Como tampoco hay que perderle la pista a las nuevas aventuras de Ade Martín, ex Hinds, como Shanghai Baby: lo suyo es una propuesta de lo más solvente, toda una rara avis en nuestra escena independiente, más cercana a modelos extranjeros que a mirarse en el espejo patrio. Contundentes sobre las tablas, combinan grandes canciones con una madurez en la ejecución digna de ser paladeada en grandes citas. ¿A qué esperan los macrofestivales de nuestro país para apostar por talentos como éste? ¡Están tardando!

Quienes ya tienen experiencia en patearse festivales de todo pelaje y condición eran los dos encargados de cerrar nuestro escenario principal el viernes: Viva Belgrado y Pony Bravo. Los primeros demostraron con creces porque su "Cancionero de los Cielos" les ha hecho jugar en las grandes ligas (si no lo hacían ya): manejan un repertorio impecable, pero además es que lo hacen de lujo, pardiez. Como Pony Bravo, que nos regalaron uno de esos conciertos para los anales del Monkey, en una comunión pluscuamperfecta con la legión de fans que congregaron. Set, juego y partida para los sevillanos.

Tras la rave de Dios, la fiesta continuaría hasta casi el amanecer de la mano de unos inspirados Durovino, que hicieron honor a su nombre entre los muros de una bodega, y un Jesús Psycobeat entregado a la nostalgia noventera de la pista de baile que nos hizo sudar (y sonreír) de lo lindo.

La discoteca de #elMonkeydelPuerto da para mucho. | Foto: Javier Rosa.

Con los cuerpos maltrechos, pero a tono, la jornada del sábado comenzaba bien tempranito, a eso de las 12.30 con una Destilería Pico, la destilaría ¡más antigua de Europa!, a rebosar para disfrutar de la sensibilidad extrema de María de la Flor, acompañado para la ocasión del guitarrista Carlos Otero. Uno de esos momentos, como parados en el tiempo, con los que te obsequia #elMonkeydelPuerto, pese a la vorágine tan suya. Cantes de ida y vuelta, copla, folclore y canciones de autor(a) en un directo que te acaricia el corazón como pocos.

A la madrileña le seguía, a escasos metros de su concierto, en la Peña Flamenca El Nitri, todo un veterano como Pedro de Dios, que abandonaba por un rato su presencia en Guadalupe Plata para, guitarra en mano y ante un público tan expectante como numeroso, hipnotizarnos a golpe de "Sol y sombra". Con qué poco hace tanto este hombre, por Dios.

Cerraba la mañana también una Júlia Colom no menos hipnótica. La majestuosidad del escenario donde se ubicó su concierto, el antiguo Convento del Hospitalito, hoy hogar del Museo Arqueológico Municipal, le venía como anillo al dedo a la mallorquina, tan habituada a mirar hacia la tradición. Más de uno de los allí presentes entramos en una suerte de trance, un estado ideal para afrontar el descanso que nos permitía #elMonkeydelPuerto antes de reactivarse de nuevo a partir de la tarde.

Tras unas escasas horas de impasse, que la mayoría aprovechó para visitar los múltiples bares que el centro de la ciudad ofrece a todo visitante, el festival volvía a la carga. Y lo hacía con dos tipos siempre dispuestos a la fiesta: Branquias Johnson y Alberto Charro (Los Malinches), juntos y revueltos en Que Dios Te Lo Pague, fueron el revitalizante que todos esperábamos. Rocanrol pringoso y efectivo, ideal para cargar de nuevo las pilas. Bajo la sombra del mismo olivo donde nos alegraron la tarde disfrutaríamos, poco después, de un debut tan esperado como apabullante, el de Masa. Bajo tan escueto nombre conviven Nuria Capote y Dani Escortell (Glazz, Derby Motoreta’s Burrito Kachimba), que ya fueron compañeros en aquellos hoy todavía recordados Furia Trinidad. Aquí, lejos de aquellos ecos folk y maneras indies, esta pareja creativa vira hacia una especie de hard rock progresivo que discurre entre lo metalero, lo psicodélico y, si me apuran, lo lírico. Más prometedores, imposible.

A nada de allí se vivía otro de esos momentos locos y bizarros del festival, el ya tradicional Karaoke de los Jaguares, que volvía a pie de calle, justo enfrente del bar Bugalú y con un garaje como insólito escenario. Mashups imposibles, medleys demenciales y el público, casi infinito, desgañitándose para cantar por igual Adele que AC/DC, Elvis Presley que Nacha Pop*... para terminar con una versión

monete de "We Are The World", la mejor manera de demostrar que en #elMonkeydelPuerto las auténticas estrellas sois vosotros, nuestro querido público.

Justo en las proximidades de ese par de directos, en la Plaza Alfonso X El Sabio, se arremolinaban ya también muchas, muchísimas personas, con o sin pulseras del festival, para disfrutar de más conciertos gratuitos. Unos conciertos que comenzaron con la figura imponente de José de los Camarones, un cantaor curtido en mil batallas, arropado por una banda no menos veterana y que invitó para tan especial ocasión a María de la Flor para regalarnos un dueto no por imposible menos bello.

Al jerezano le siguieron otros que jugaban en casa como los ya mencionados Cuerda Huida, los también portuenses San Remo. Claro que si los primeros le dan al punk con gusto, los segundos prefieren cultivar un pop tan radiante como embelesador, que se ganó al respetable con buenas canciones y mejores maneras. Y si hablamos de canciones, ahí estarán siempre las de Australian Blonde, plato fuerte de la noche, que recordaban sobre las tablas su ya legendario debut, "Pizza Pop". Que canciones de hace la friolera de treinta años sonaran tan frescas dice mucho y bien del valor compositivo y del excelente estado de forma de una de las bandas esenciales para entender eso que llamamos "indie" en nuestro país. Como también resultan esenciales, al menos en la escena andaluza, los encargados de cerrar este escenario 100% gratuito, los sevillanos Sick Buzos, culpables de que a más de uno se nos escapara una lagrimita nostálgica.

Entonces, ¿cualquier tiempo pasado fue mejor? ¡Ni por asomo! Bastaba echar un vistazo a las propuestas que nos brindaba el Escenario Jägermusic, esa pista de coches de choque ubicada en pleno Parque Calderón y convertida en toda una fiesta ¡de luuuuuz y de coloooooor! para grandes y pequeños. El folclore mexicano 2.0 de unos siempre simpatiquísimos Vatocholo, el fulgor punk de unos jovencísimos Tetas Frías, el encanto clubber de una cada vez más grande Dalila, los siempre sorprendentes y vibrantes Nueve Desconocidos y un juguetón y muy bailado Marcelo Pantani.

Mención especial para Teo Lucadamo, el gran triunfador de la noche. Con ese flow tan personal y su puesta en escena tan descarnada como actoral, se comió la pista y a quien se pusiera por delante. Aquí hay madera de estrella. Para cortar de lo lindo, vamos.

Como madera de grande tiene Jordi Ganchitos, sin duda alguna uno de los nombres más comentados de esta edición. Inclasificable, capaz de saltar de un estilo a otro con la misma facilidad que te suelta estribillos para enmarcar. Mordaz con su lengua y maestro en cómo manejar al público, que coreaba cada canción suya hasta la extenuación, su show en un patio de la Sala Milwaukee lleno hasta reventar, fue de esos que dejan huella. Otro al que seguirle la pista, y bien de cerca.

Lo que ofreció el catalán, ese melting pot de géneros, resumía a la perfección el resto de propuestas que pudimos disfrutar en ese mismo escenario: para todos y para todos los gustos, sobre sus tablas se alternaron una fresquísima y contagiosa Restinga, un surrealista, pero mesmerizante Snackbar The Ambassador y los abrasivos y divertidísimos Sin Bragas. Si hay un símil de JOLGORIO, en negritas y mayúsculas, fue lo vivido allí.

Y si en el patio de la Milwaukee se vivía en una fiesta eterna, en el patio del Castillo de San Marcos nos sumergíamos en una experiencia (casi) religiosa. De la psicodelia sublimante ejecutada por GAF y La Estrella de la Muerte, para muchos uno de los conciertos del festival, a los ritmos ancestrales de unos inspiradísimos Mohama Saz, pasando por el fantástico debut de Esperanto.

Y finalizando, no podía ser menos, por esa maravilla de ensemble que forman Za! + Perrate, otro de los conciertos más comentados del festival, y más aún con ese regalazo que fue su versión de "La Rave de Dios" de sus amigos Pony Bravo, broche de oro a un directo de los que hacen historia.

Otros renovadores del lenguaje flamenco como son Los Voluble abrieron la terna final que nos esperaba para despedir por todo lo alto la fiebre del sábado noche. Su show, entre la fiesta y la reivindicación, entre la jarana y el compromiso, es toda una experiencia. Tras su contundencia, dos habituales de la escena club de Sevilla, Mondongo Boy y Dj Hidrataccioni, culminaron la noche por todo lo alto con ritmos rotos, sonidos globales y desparpajo a raudales. Aun nos duelen las caderas, ay.

Pero como #elMonkeydelPuerto siempre se guarda un as en la manga, apenas unas cinco horas después de que la Bodega Caballero cerrara sus puertas como discoteca del festival, abría sus puertas de nuevo para recibir a la Escuela Coral Jardín Menesteo para invitarnos a participar en su Coro Participativo. Una experiencia de nuevo comunitaria, en la que todos los presentes se atrevieron a cantar temas de ayer, hoy y siempre de artistas como Novedades Carminha, Camarón de la Isla, Zombies, Duncan Dhu y Family.

"Cuando pesen demasiado la rutina / El trabajo y la vida en la ciudad / Nos iremos en un viaje infinito / Con esa tonta sensación de libertad", cantaban precisamente Family en ese "Viaje a los sueños polares" que sonó en el Coro Participativo. Este fin de semana hemos viajado juntos, con esa misma tonta sensación de libertad. Gracias por acompañarnos. Os esperamos en nuestro próximo viaje.

Alhambra Monkey Weekend agradece un año más la insigne colaboración del Ayuntamiento de El Puerto de Santa María, Diputación de Cádiz, Agencia Andaluza de Instituciones Culturales - Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía, Cervezas Alhambra, Jägermeister, Caballero, Cacao Pico, Fundación SGAE, AIE, DICE y Radio 3.

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