El incremento de contagios
desde el pasado puente de la Constitución es imparable y, conforme la tasa de incidencia se dispara, las dudas se multiplican de cara a las tradicionales celebraciones de esta noche y mañana.
Elena Gilabert, médico de Atención Primaria del centro de salud de El Mentidero, en Calle Cervantes, apela a la calma si cumplimos con el principio de
responsabilidad individual, clave de bóveda de la medicina preventiva.
“Los
encuentros familiares de estas fechas hay que mantenerlos por una
cuestión de salud mental”, sostiene sin pizca de exageración en sus palabras. Los transtornos psicológicos hacen estragos.
Gilabert recuerda que, también en las fiestas, hay que tratar de mantener los
buenos hábitos que, en general, garantizan inmunización natural frente al coronavirus y otras infecciones comunes: dieta variada y equilibrada, rica en frutas, hortalizas y verduras, ejercicio moderado y regular y control de patologías crónicas como la hipertensión o dolencias cardiovasculares.
Para Nochebuena y Navidad, hace hincapié en la necesidad de
controlar el número de comensales en torno a diez o doce, “dependiendo de de la convivencia”, porque, explica, no tiene sentido “no estar con tu madre si la ves todos los días”. Pero es fundamental
ventilar el comedor, “aunque pasemos un poco de frío”. También es partidaria del uso de la
mascarilla FPP2 en interior, especialmente las personas mayores.
Francisco Moreno, miembro de Alergosur e inmunólogo, considera que lo ideal es, igualmente, un
autotest, solo asistir en caso de contacto en las últimas 48 o 72 si, además de dar negativo, se tiene la tercera dosis, y r
ebajar la efusividad de besos y abrazos.