No es persona de aspavientos. Le gusta observar, desde la trinchera, como buen periodista. David de la Cruz (Cádiz 1987) se ha quitado un nido de mariposas y avispas de dentro escribiendo Antes que vuelva a morir, basada en la familia Rendón, represaliada por el franquismo. Periodista, militante y asesor de Alcaldía del Ayuntamiento de Cádiz, tras pasar por su gabinete de prensa. Algunos apuntan a que puede ser un posible candidato a la Alcaldía de Cádiz. Rumores. De la Cruz es sobre todo un redactor de la realidad, de las ideas. Y un militante que ha querido ficcionar la vida que pudo haber sido y no fue de una familia que murió bajo las zarpas de una dictadura.
¿Por qué escribir un libro?
–Porque hay un poema de Bukowski, Así que quieres ser escritor, que dice que no escribas por compromiso, por fama, por dinero… sino porque esté dentro y tengas que hacerlo. Escribir un libro porque quema y no tienes más remedio que hacerlo. Hay historias que te atrapan y se quedan muy adentro y se quedan a vivir dentro de ti y no puedes parar de darle vueltas y pensar en lo que fue y podría haber sido… en la historia. Al final te arden los dedos.
Desde la primera página trata la vida, la muerte… con una cita de García Márquez.
–Sí, porque a veces la vida no tiene límites. Creemos que la muerte es el infinito, pero a veces no es así y se extiende más allá de los límites de lo posible. Es una cita que me encanta. La vida prevalece. Un libro que habla de la muerte, tiene que dedicarse a la vida.
Entronca con el título del libro
–Exacto. Frente a un título que parece un canto a la muerte, a los fusilados, a los que se olvidaron, es todo lo contrario. Es un culto a la memoria y al recuerdo. Se vive si se permanece en los recuerdos.
¿Cómo ha sido el proceso de creación?
–Comienza cuando me encuentro con esta historia, en torno al 2015, y doy con el blog de Santiago Moreno sobre los nombres de la memoria democrática. Me encuentro así con la historia de la familia Rendón, que es muy trágica, pero muy apasionante. Trata sobre el exterminio que se llevó a cabo con esta familia en la Guerra Civil. Contacto con él, hago un reportaje, recibí el premio Accésit de Periodismo y, una vez publicada, me dice mi padre que los conoce, “claro, es el practicante del Pópulo”. Seguí dándole vueltas. Hay un momento, en que cuando acababa de nacer Matías, mi hijo, Bea y yo éramos padres primerizos y estábamos desbordados. Era agosto y estábamos en un campo a la sombra de un arbolito . Mi madre con mi niño en brazos. Somos una familia de 6 hermanos y Bea le preguntó a mi madre que cómo lo hizo para criar a seis hijos. Y ella, con sencillez le respondió: “Yo es que no he tenido vida, Bea”. Eso me marcó. Y lo relacioné con María Luisa Rendón y la historia de mi padre y como al final la memoria democrática, desde siempre, se recuerda a la gente que fue fusilada, pero también tiene otra ramificación: la gente a la que se le negó una vida, la felicidad. Eso también tiene que ser recordado. Gente cuya existencia se basaba en la superviviencia y de ahí nació la idea. Los posibles.
¿Qué relación hay entre la literatura, la realidad y un tercer pie, la política?
–Es una forma de estar en la vida. Estudié periodismo por la misma razón por la que me metí en política, la creencia de que existe un mundo mejor y que es posible cambiarlo. ¿Durante estos años en el Ayuntamiento de Cádiz, con qué se siente más orgulloso? –Saberme que estoy en el sitio correcto y en la batalla correcta.
¿Será candidato a la Alcaldía?
–Dependerá de la asamblea y los compañeros. Puedo serlo, pero también Lola, o Lorena o Demetrio, Carlos. e incluso, ojalá, el propio Kichi. No es una cuestión de nombres, es de proyecto, para qué estamos las instituciones, qué queremos conseguir y por qué.
¿De qué color es Cádiz?
–En la República Dominicana, decían que su bandera, azul, blanca y roja, era roja por la sangre derramada, azul por el mar y blanco por el futuro que está por escribir. Creo que Cádiz tiene mucho de azul, pero también verde, por ese andalucismo, por ese apego a la tierra, a lo cotidiano. Y el morado. Creo que todas las banderas de la libertad , como el colectivo feminista, son de color morado.
¿Con qué pregunta le gustaría terminar?
–¿Cuál es la mayor satisfacción que me ha dado la novela? Mi padre falleció el 31 de julio y la presentación del libro le cogió en el hospital. Cuando estábamos en el tanatorio, a ver… no es fácil contar esto… yo pensé que mi padre no había leído mi novela y cuando estábamos en el tanatorio me contó mi hermana que mi madre se lo leía a mi padre cuando estaba en el hospital. La mayor satisfacción que me ha dado este libro es que mi padre se haya llevado ese recuerdo de mí antes de que falleciera.