Hace menos de una semana, el jueves 19 de octubre, la provincia fue azotada por la borrasca Aline, que provocó más de un centenar de intervenciones del Consorcio Provincial de Bomberos, entre ellas, el rescate de un de un kitesurfista accidentado sobre un árbol en la playa de Valdevaqueros de Tarifa y tras la caída de un muro medianero sobre el forjado de una nave industrial en la calle Jimena, en la capital gaditana, en la que había un grupo musical ensayando sin que, afortunadamente se registraran daños personales.
Cuatro días después, el domingo 22, Cádiz sufrió las inclemencias del tiempo con el paso de otro temporal, Bernard, que en esta ocasión obligó a Bomberos a actuar ante más de 300 incidencias, con Cádiz, Jerez, Sanlúcar y El Puerto como localidades más afectadas en la caída de ramas, árboles o desperfecto en el mobiliario urbano causados por el fuerte viento.
“Ambos fenómenos han sido extraordinarios”, asegura el meteorólogo jerezano Juan Antonio Salado, cuestionado sobre si lo sucedido es normal en estas latitudes, donde lo habitual son borrascas denominadas extra tropicales.
Estas son “son sistemas que surgen de la corriente en chorro (jet stream) y las masas de aire que interactúan en su frontera, dando lugar a los frentes cálidos y fríos. Su centro de bajas presiones está formado por aire frío, el viento es más fuerte cuanto más alejado estemos de su centro y suele cruzar tierra adentro sin perder su energía”, explica.
Por el contrario, Aline, apunta Salado, “se caracterizó por surgir de forma rápida en el seno de otra gran borrasca y dejó fuertes precipitaciones y rachas de viento a medida que cruzó su frente frío”.
El caso de Bernard se trata de “un ciclón subtropical, que tiene características similares a las borrascas en su origen, pero toma la energía del proceso de condensación del vapor de agua en mares cálidos (la temperatura en el litoral gaditano es en estas fechas dos grados más alto de lo normal en esta época del año), su centro de bajas presiones está formado por aire cálido, no posee frentes y el viento es más intenso cuanto más próximo nos encontremos a su centro. Al cruzar tierra pierden su fuente principal de energía”.
Un ejemplo similar y cercano en el tiempo fue el huracán Vince, que amenazaba con continuar su trayectoria desde el norte de Madeira y adentrarse en la Península Ibérica en 2015, pero llegó finalmente convertido en tormenta.
Salado elude responder categóricamente a la pregunta de si este tipo de borrascas causarán estragos con mayor frecuencia en el futuro en la provincia. Pero advierte: “Esto es lo que indican los modelos proyectados por el cambio climático”.