Casi la mitad de los jóvenes españoles de entre 15 y 24 años, el 46,3%, ve su futuro con pesimismo, al margen de que se supere o no la crisis económica, mayoritariamente pasan de la política y en el 71,4% de los casos tienen una imagen deplorable de los políticos.
Estas son algunas de las conclusiones de un estudio sociológico sobre la juventud española realizado por encargo de la Fundación SM y presentado ayer en Madrid, del que se desprende, según sus autores, que estamos ante una generación, quizá la primera, que piensa que va a vivir peor que sus padres.
Tecnológicos, menos preocupados por el medio ambiente que sus progenitores, ideológicamente más de centro-izquierda (52,8%) que de derecha o centro-derecha (23,1%), bastante escépticos con respecto a la integración social, apenas confían en las instituciones -las ONG son las más valoradas- y más de la mitad confiesa que lo de ayudar en casa no va con ellos.
En una lista de dieciséis instituciones, encabezada precisamente por las ONG, la Corona ocupa el decimotercer puesto -el 39,7% tiene mucha o bastante confianza en ella-, por detrás de la policía, la justicia, la prensa o, incluso, las Fuerzas Armadas, pero por delante de sindicatos, empresas e Iglesia.
El 64% opina que la Iglesia católica se mete demasiado en política y sobre la postura de la jerarquía eclesiástica en lo que respecta a la vida sexual de las personas, no tienen dudas: el 75% asegura que es anticuada.
Valoran, por este orden, la familia, la salud, a los amigos, ganar dinero, el tiempo libre y el trabajo, y en el último puesto de la lista, por detrás de la política, la religión, un asunto privado que debe vivirse privadamente, piensa el 50% de chicos y chicas.
Esta generación “planificada, deseada y creíamos que satisfecha”, en palabras de los sociólogos que la han estudiado, se lleva “considerablemente mejor” con sus padres que otras anteriores. Y es así porque el modelo democrático de familia está más extendido, el autoritario se ha estancado y el permisivo ha retrocedido “levemente”.
Pero cuando discuten, lo hacen, sobre todo, por no arrimar el hombro en los trabajos de la casa, por dinero, por querer levantarse “cuando apetece”, por los estudios y por la hora de llegada cuando salen de noche.
El paro es para el 45% la principal amenaza de futuro, seguido por la droga (33%), la vivienda (28,7%), la inseguridad ciudadana (23,6%) y el terrorismo (20%).
Desde el informe anterior, de 2005, ha disminuido su conciencia ecológica, si bien ahora son más -el 52% frente al 38%- los que consideran que la ciencia y la tecnología evitarán que la tierra se convierta en un planeta
inhabitable.
Quieren emanciparse, pero no tienen prisa a la hora de abandonar el “nido”, y creen que “en torno” a los 27 años es el momento adecuado. Eso sí, si previamente han encontrado un trabajo.
Los jóvenes valoran la fidelidad en la pareja, son cada vez más tolerantes con los homosexuales y creen mayoritariamente que “todas las formas familiares son válidas si con ello se consigue la felicidad”.
Católicos confesos en el 53,5% de los casos, el estudio concluye que la religión no tiene “una gran influencia” en sus vidas. El 62% no entra nunca o prácticamente nunca en una iglesia y sólo el 7% cumple con el precepto dominical de ir a misa.
En cuestiones de ocio y tiempo libre, escuchan música, ven televisión y salen con los amigos.