Un tribunal canónico le prohibió oficiar misa y ejercer su labor pastoral en castigo por haber defendido el matrimonio entre homosexuales.
Un sacerdote argentino denunció ayer que un tribunal canónico le prohibió oficiar misa y ejercer su labor pastoral en castigo por haber defendido el matrimonio entre homosexuales, aprobado por una reforma legal el año pasado.
“Me han suspendido el oficio. Me han dejado en la calle, simplemente por defender junto a otros esta ley civil que ni siquiera tocaba la doctrina”, dijo el sacerdote Nicolás Alessio, quien fue expulsado de una casa parroquial donde ejercía, en la ciudad de Córdoba (centro).
El sacerdote fue castigado por su “rechazo pertinaz” de la doctrina sobre “el sacramento del matrimonio y desobediencia” a sus superiores, según el fallo del Tribunal Interdiocesano de Córdoba que publicó ayer la prensa local.
“Ha divulgado por escrito y de palabra por los medios de comunicación en contra del magisterio eclesiástico”, subraya.
“Se le prohíbe ejercer en público la potestad sagrada, es decir: celebrar la Santísima Eucaristía, oír confesiones y celebrar los demás sacramentos”, dice la sentencia del tribunal canónico.
Alessio se quejó de haber sido víctima “del ala más dura del Episcopado” y “por supuesto”, del cardenal primado de Argentina, Jorge Bergoglio.
“En la sentencia mienten, porque dicen que he rechazado la doctrina. Yo no he rechazado la doctrina. He opinado sobre un tema civil”, aseguró el sacerdote a la radio bonaerense Mitre.
Remarcó que la Iglesia no ha castigado “a sacerdotes pederastas”, en referencia al obispo Edgardo Storni, “que vive cómodamente” en Córdoba y al sacerdote Julio Grassi, ambos condenados por pedofilia.