Los vientos de la “primavera árabe” soplan este año en el ramadán, no para traer aire fresco en medio del calor de agosto, sino para dar un toque revolucionario a las tradiciones típicas de este mes de ayuno musulmán, que comienza hoy.
Zawra (revolución, en árabe) y Tahrir, la plaza cairota epicentro de las protestas en Egipto, son palabras de moda estos días en el mercado egipcio, ya que los comerciantes las han utilizado para bautizar así a los productos de mayor éxito en ramadán.
Zawra es la marca más cara de dátiles, con los que muchos fieles rompen el ayuno -que debe mantenerse desde el alba hasta la puesta del sol-, según la tradición musulmana que seguía el profeta Mahoma.
Mientras un kilo de Zawra cuesta 15 libras (unos tres dólares), la misma cantidad de dátiles Presos de Tora vale sólo dos libras (menos de 50 céntimos), en alusión al poco valor que tienen los exdirigentes del régimen de Hosni Mubarak que están ahora encarcelados en la prisión cairota de Tora.
Los farolillos o fawanis de ramadán, que se colocan en las casas y las calles de Egipto como un símbolo más de este mes musulmán, también tienen un espíritu revolucionario.
Los nuevos fawanis de Zawra o Tahrir, tal y como los han denominado los vendedores y los clientes, tienen la forma de un tanque con un soldado encima.
Aunque son de producción china, son más caros que otros hechos en Egipto y que también se llaman Zawra porque llevan los colores rojo, blanco y negro de la bandera egipcia y tienen escrito “Revolución del 25 de Enero”, el día que comenzaron los 18 días que acabaron con la renuncia de Mubarak.
Varios farolillos Zawra ya se pueden ver en Tahrir, colgados entre las tiendas de campaña donde todavía duermen algunos manifestantes.
Sin embargo, precisamente a causa del ramadán, varios grupos como los jóvenes del Movimiento 6 de Abril ya han anunciado que abandonarán durante el mes de ayuno esta plaza, que se prepara para acoger el próximo viernes el primer iftar -la comida que acaba al atardecer con el ayuno diario del ramadán- conjunto.
Tahrir no será la única plaza en el mundo árabe donde se reunirán los fieles para romper su ayuno, ya que los revolucionarios que tratan de hacer caer al presidente Ali Abdalá Saleh en el Yemen también se congregarán en lugares públicos para el iftar.
“Este año ramadán nos viene con el sabor de la revolución”, dijo Mohamed al Asal, miembro de un comité organizativo de la revuelta popular yemení.
Su comité ha empezado a recaudar donaciones para preparar su iftar, que se ofrecerá en mesas gigantes en las plazas, y tras el cual está previsto que sigan las protestas.
Tampoco se van a interrumpir las protestas en Siria durante el ramadán, aunque la brutal represión ayer de las fuerzas leales al presidente Bachar Al Asad ya ha dejado claro que el régimen intentará por todos los medios que no sea así.
Varios activistas opositores han pedido por internet que se organicen protestas masivas en las distintas plazas del país después de rezar en las mezquitas la oración de Tarawih, típica de este mes musulmán después del iftar.
El grupo “La revolución siria para la libertad” ha calculado en su página web que este país tiene unas 10.000 mezquitas y si en cada uno de estos templos rezan a diario mil musulmanes durante el ramadán, habrá unos diez millones de fieles congregados.
En Baréin, otro de los escenarios de la primavera árabe, se han multiplicado las llamadas para recaudar ayuda financiera en ramadán para las familias de los fallecidos y los detenidos durante las protestas pro-reformas, que comenzaron el pasado 14 de febrero, dijeron fuentes opositoras.
Al contrario que otros años, cuando los fieles almacenan con frenesí comida para afrontar la escasez (y en muchas ocasiones, las comilonas nocturnas), los mercados bareiníes no han recibido en los últimos días a muchos clientes.
Mientras, en Jordania, el Gobierno ha tomado medidas para garantizar que los precios de los productos básicos no aumenten durante el ramadán y evitar que se produzcan manifestaciones en protesta por la subida de éstos.
Contrariamente a otros revolucionarios árabes, los manifestantes jordanos, que han protagonizado en los últimos cinco meses protestas para pedir reformas políticas, han optado por quitarle importancia a la “primavera árabe” durante el ramadán, a cuyo ayuno se añade este año el calor de agosto.