El jefe de Servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Universitario Reina Sofía de Córdoba, Pedro Benito, ha explicado en declaraciones a Efe que la Navidad “es una época de excesos alimentarios y etílicos que repercuten directamente sobre la salud, ya que provocan que se suba el peso una media de dos a cuatro kilos”, cuya pérdida requiere “una vuelta inmediata a una dieta racional”.
Esta dieta racional consiste en recuperar un horario de comidas equilibrado que respete cuatro turnos en los que se coma hasta quedar saciado, puesto que no se debe consumir nada calórico entre comidas y es mejor comer hasta saciarse que comer continuamente sin saciarse.
Benito ha recomendado para el almuerzo un primer plato con legumbres y verduras y un segundo con no más de 120 gramos de carne o pescado, acompañados de una pieza de fruta de postre, mientras que para la cena recomienda una comida mucho más digestiva.
Todo este plan de comidas debe ir acompañado, según él, de un programa de ejercicio aeróbico y continuo, que debe ser de carácter leve o moderado pero siempre periódico.
Por último, Benito ha puesto énfasis en que lo principal es 'perder los kilos navideños cuanto antes, ya que la dejadez en estos temas hace que se acumulen los kilos, y una vez acumulados es mucho más difícil eliminarlos”.
Por su parte, la doctora Pilar Pineda, experta en nutrición y adelgazamiento, ha explicado a Efe que las consultas sobre pérdida de peso suben siempre después de las vacaciones, sobre todo después de las estivales y las navideñas.
Con sus pacientes lleva a cabo un tratamiento basado en la combinación de alimentos con el objetivo principal de adquirir un hábito de comida sano, ya que, según ella, “el problema no es la pérdida de kilos, sino mantener el peso una vez que se ha perdido”.
Para ello recomienda beber como mínimo dos litros de agua al día.