El portavoz del Grupo Socialista de la Diputación Provincial de Cádiz, José María Román, ha manifestado que hace falta "mucho diálogo" para resolver la crisis existente en el seno del grupo. Opina que ese diálogo debe tener "unos límites" que son "los principios de cada cual y la ética socialista", avisando de que él no está desde luego "en una mercadería", sino en un proyecto político.
Preguntado por el asunto en rueda de prensa, Román ha asegurado que "nadie" le ha convocado a ninguna reunión desde que el pasado miércoles él y los otros cinco diputados díscolos con la Ejecutiva Provincial fueron "invitados" a firmar un documento en apoyo a que la secretaria provincial y presidenta del Grupo de Diputación, Irene García, lo relevase de su cargo después de que éste se negara a cumplir una serie de directrices del partido.
Después de esto, la Ejecutiva abrió un expediente disciplinario a los seis diputados en cuestión --la mitad del Grupo Provincial-- que podría suponer finalmente su expulsión del partido. Dice Román que todavía no ha sido llamado para declarar en la instrucción de dicho expediente. Asimismo, ha expresado su deseo de seguir en el partido, en cuyas normas "confía", al tiempo que asegura tener el convencimiento de que le mueven "los principios y la ética socialista".
Por lo que sabe hasta ahora, Román seguirá ejerciendo como portavoz del Grupo Socialista en el Pleno que la Diputación celebra este miércoles, si bien eso podría cambiar en el momento en que se presentara en el Registro de Entrada de la Diputación un escrito en sentido contrario por parte del grupo "con siete firmas".
A juicio de Román, se está dando una "imagen nefasta" con este conflicto y considera que el problema no es la Portavocía, sino que es "algo más complejo que se ha ido enquistando" y que hay que resolver "con el diálogo dentro del grupo", ha insistido.
Preguntado sobre por qué apoyó a la Ejecutiva de Irene García en el Congreso Provincial del partido celebrado en julio, explica que había un periodo en el PSOE "que culminaba" --el de Francisco González Cabaña, al que impedían continuar los estatutos-- y "una nueva etapa que se abría y que hablaba de nuevos tiempos", que defendía "la autonomía del grupo, de la provincia", hablaba de potenciar el municipalismo y también de "un relevo intergeneracional".
Sin embargo, lamenta que "la cosa no ha ido ciertamente por ahí", tal y como considera que demuestran los "sucesos encadenados" que han derivado en la situación actual del Grupo en la Diputación proyectando una imagen "nefasta" del partido.