En hora punta de compras, a plena luz del día y sin ningún tipo de pudor, una furgoneta aparca en la calle García Carrera y de ella descienden tres personas que de repente abren las puertas traseras del vehículo dejando al descubierto montañas y montañas de melones y sandías. “Señoras y señores, melones a un euro, a un euro a un euro”, grita uno de ellos con un aparato de megafonía, mientras decenas de curiosos, atraídos por el suculento precio, se van acercando a la furgoneta.
Evidentemente, se trata de una muestra más del mercado ambulante ilegal que va en aumento en la ciudad como consencuencia de la crisis, pero lo más llamativo es que sin ningún tipo de miramientos no les importa colocarse delante de la puerta de una frutería, que como tal cumple todos los permisos, y no puede tirar los precios de la manera que lo hacen los ilegales.
Los fruteros de la zona están hartos de llamar a la Policía, que obviamente se persona en el lugar y poco puede hacer. La sanción en la mayoría de los casos se reduce a la retirada de la mercancía, “pero no les debe importar mucho cuando a los 15 minutos los tenemos aquí de nuevo”, asegura Juan Jesús Brenes, el propietario de una frutería que antes regentaba su padre. “Siempre hemos tenido que bregar con esta competencia desleal, pero la diferencia es que antes venían una vez cada dos semanas y más o menos esperaban a que cerraras el negocio, y ahora lo hacen dos veces al día, y se me ponen ahí en frente”.
A unos metros está la frutería regentada por Manolo, otro histórico del lugar. En alguna ocasión ha perdido los nervios y ha salido fuera a pedir que se marchen, pero no ha servido para nada. “Ya no sabemos qué hacer, habría que plantearse dar traslado directamente a la alcaldesa por si ella pudiese hacer algo, porque esta situación es insoportable”.
Mientras tanto, se siguen escuchando los gritos de “a un euro”, ante la mirada impasible de los futuros legales.
Melones y sandías por debajo del precio de costo. Tanto Juan Jesús como Manolo se preguntan cómo los ilegales pueden vender los melones a un euro, cuando el kilo ronda esa cantidad a precio de costo. Tanta competencia desleal se está dejando notar en sus negocios como es de esperar, sobre todo en la venta de sandías, melones y cerezas, que son los productos que más comercializa el mercado no controlado. En este sentido, es importante advertir sobre los riesgos para la salud que entrañan adquirir alimentos que no han pasado por sanidad.